
Enséñame la discreción y la sabiduría, porque confío en tus mandamientos. Tú eres bueno y haces el bien: enséñame tus mandamientos. Que tu misericordia me consuele, de acuerdo con la promesa que me hiciste. Que llegue hasta mí tu compasión, y viviré, porque tu ley es toda mi alegría. Nunca me olvidaré de tus preceptos: por medio de ellos, me has dado la vida. Sálvame, porque yo te pertenezco y busco tus preceptos.
Publicar un comentario