
Una paz grande para los que aman tu Ley, nada podrá hacerlos tropezar. Observo tus ordenanzas, tus testimonios, a tu vista están todos mis caminos. ¡Que mis labios publiquen tu alabanza, pues tú me enseñas tus preceptos! ¡Que mi lengua celebre tu palabra, pues son justos todos tus mandamientos! He ansiado, Señor, tu salvación, y tu Ley ha sido mi delicia. Que yo viva y pueda alabarte, y que tu justicia venga en mi ayuda.
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