
¡Se alza Dios! Sus enemigos se dispersan y sus adversarios huyen delante de él. Pero los justos se regocijan, gritan de gozo delante de Dios y se llenan de alegría. Dios en su santa Morada es padre de los huérfanos y defensor de las viudas: él instala en un hogar a los solitarios y hace salir con felicidad a los cautivos, mientras los rebeldes habitan en un lugar desolado. ¡Bendito sea el Señor, el Dios de nuestra salvación! El carga con nosotros día tras día; él es el Dios que nos salva y nos hace escapar de la muerte.
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