martes 7 Marzo 2017 : Commentary San Juan María Vianney

11:48 a.m.
Dios sólo perdonará a aquellos que harán perdonado: así es la ley. Los santos no sienten ningún odio, ninguna hiel; ellos perdonan todo y siempre piensan que merecen mucho más castigo por las ofensas hechas a Dios. Desde el momento en el que odiamos a nuestro prójimo, Dios nos devuelve este odio: es un rasgo que se vuelve en nuestra contra. El otro día le decía a alguien: “ ¿Pero entonces usted no quiere ir al cielo? y, ¿que usted no quiere ver a esta persona? – ¡Por supuesto! Sí, pero nos esforzaremos de permanecer lejos uno del otro para de no vernos.” Aquellos no tendrán esta molestia pues la puerta del cielo está cerrada al odio. En el cielo no hay ningún resentimiento. Igualmente, los corazones buenos y humildes que reciben las injurias y las calumnias con alegría o indiferencia empiezan su paraíso en este mundo. Aquellos que conservan su rencor permanecen infelices. El medio para contrarrestar el demonio cuando éste nos suscita pensamientos de ira contra aquellos que nos hacen el mal, es rezar en cuanto antes por ellos. Es así como vencemos el mal con el bien, es así como viven los santos.
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