
Examíname, Señor, y pruébame, sondea hasta lo más íntimo de mi ser; porque tu amor está siempre ante mis ojos, y yo camino en tu verdad. No me incluyas entre los pecadores ni entre los hombres sanguinarios: ellos tienen las manos llenas de infamia, y su derecha está repleta de sobornos. Yo, en cambio, procedo íntegramente: líbrame y concédeme tu gracia. Mis pies están firmes sobre el camino llano, y en la asamblea bendeciré al Señor.
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