
Apártame del camino de la mentira, y dame la gracia de conocer tu ley. Para mí vale más la ley de tus labios que todo el oro y la plata. Tu palabra, Señor, permanece para siempre, está firme en el cielo. Yo aparto mis pies del mal camino, para cumplir tu palabra. Tus preceptos me hacen comprender: por eso aborrezco el camino de la mentira. Odio y aborrezco la mentira; en cambio, amo tu ley.
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