Atiende, pueblo mío, a mi enseñanza, toma en serio estas palabras de mi boca. En parábolas voy a abrir mi boca, evocaré los enigmas del pasado. Cuando él los masacraba, lo buscaban, se volvían y le hacían la corte; se acordaban que Dios era su Roca y el Dios altísimo, su redentor. Pero todo se quedaba en palabras, y con su lengua sólo le mentían; pues su corazón no se dio a fondo, ni tampoco tenían fe en su alianza. El, empero, siempre bueno y compasivo, perdonaba su culpa en vez de destruirlos, ¡cuántas veces no refrenó su cólera en vez de desatar toda su ira! September 12, 2013 at 05:00PM
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