
Ten piedad de mí, Señor, porque me asedian, todo el día me combaten y me oprimen: mis enemigos me asedian sin cesar, son muchos los que combaten contra mí. Tú has anotado los pasos de mi destierro, ¡recoge mis lágrimas en tu odre!: ¿acaso no está todo registrado en tu Libro? Retrocederán mis enemigos el día que te invoque. Sé muy bien que Dios está conmigo. confío en Dios y alabo su palabra; confío en él y ya no temo: ¿qué pueden hacerme los hombres? Debo cumplir, Dios mío, los votos que te hice: te ofreceré sacrificios de alabanza,
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