Y levantándose de allí va a la región de Judea, y al otro lado del Jordán, y de nuevo vino la gente donde él y, como acostumbraba, les enseñaba. Se acercaron unos fariseos que, para ponerle a prueba, preguntaban: «¿Puede el marido repudiar a la mujer?» El les respondió: ¿Qué os prescribió Moisés?» Ellos le dijeron: «Moisés permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla.» Jesús les dijo: «Teniendo en cuenta la dureza de vuestro corazón escribió para vosotros este precepto. Pero desde el comienzo de la creación, El los hizo hombre y mujer. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y los dos se harán una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Pues bien, lo que Dios unió, no lo separe el hombre.» Y ya en casa, los discípulos le volvían a preguntar sobre esto. El les dijo: «Quien repudie a su mujer y se case con otra, comete adulterio contra aquélla; y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio.
Oración introductoria
Señor, gracias por permitirme iniciar esta nueva jornada en tu presencia. Ilumina mi mente, alma y corazón para poder entender que el amor es donación, identificación, entrega y diálogo con la persona amada. Te pido, Jesús, por mi familia y por todos aquellos matrimonios que pasan dificultades en estos momentos.
Petición
Dios mío, ayúdame a salir continuamente de mí mismo para buscar, con sinceridad, el bien de mi pareja y de las demás personas.
Meditación del Papa Francisco
Con referencia al problema de la comunión a las personas en segunda unión, porque los divorciados pueden hacer la comunión, no hay problema, pero cuando viven en una segunda unión, no pueden. Creo que es necesario verlo desde el conjunto de la pastoral matrimonial. Y por eso es un problema. Pero también -hago un paréntesis- los ortodoxos tienen una praxis diferente. Ellos siguen la teología de la economía, como dicen ellos, y dan una segunda oportunidad, lo permiten. Pero creo que este problema -cierro el paréntesis― se debe estudiar en el marco de la pastoral matrimonial [...]
El cardinal Quarracino, mi predecesor, decía que para él la mitad de los matrimonios eran nulos. Pero ¿por qué lo decía? Porque se casan sin madurez, se casan sin darse cuenta que es para toda la vida, o se casan porque socialmente se deben casar. Y en esto entra también la pastoral matrimonial. Y también el problema judicial de la nulidad de los matrimonios, esto se debe revisar, porque los Tribunales eclesiásticos no bastan para esto. Es complejo, el problema de la pastoral matrimonial.(S.S. Francisco, 28 de julio de 2013).
Reflexión apostólica
El hombre tiene una vocación al amor que le hace auténtica imagen de Dios porque Dios es amor. En el matrimonio, la persona humana alcanza la plenitud y realización de su vocación al amor. El matrimonio es la expresión más elocuente del amor verdadero ya que envuelve la donación, el compromiso y la entrega total hacia la persona amada.
Propósito
Poner a Jesucristo en el centro de mi vida y de mi familia a través de la oración.
Diálogo con Cristo
Jesucristo, Tú has elevado el matrimonio a la dignidad de sacramento. De esta forma, el amor entre los esposos adquiere un mayor esplendor y profundidad. Señor bendice nuestros hogares y danos la gracia de la fidelidad hasta la muerte en el amor abierto a la vida. Queremos contar con el auxilio y la eficacia de tu gracia para vencer y saber llevar las dificultades de la vida diaria.
En todo el mundo se comprueba una angustia terrible, un espantoso hambre de amor. Llevemos, por tanto, a nuestras familias la oración, llevémosla a nuestros niños, enseñémosles a rezar. Pues un niño que ora, es un niño feliz. Familia que reza es una familia unida
(Madre Teresa de Calcuta)
Del santo Evangelio según san Marcos 9, 41-50
Les aseguro que no quedará sin recompensa el que les dé de beber un vaso de agua por el hecho de que ustedes pertenecen a Cristo. Si alguien llegara a escandalizar a uno de estos pequeños que tienen fe, sería preferible para él que le ataran al cuello una piedra de moler y lo arrojaran al mar. Si tu mano es para ti ocasión de pecado, córtala, porque más te vale entrar en la Vida manco, que ir con tus dos manos a la Gehena, al fuego inextinguible. Y si tu pie te está haciendo caer, córtatelo; porque más te vale entrar lisiado en la Vida, que ser arrojado con tus dos pies a la Gehena. Y si tu ojo prepara tu caída, sácatelo; pues es mejor para ti entrar con un solo ojo en el Reino de Dios que ser arrojado con los dos al infierno, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga. Porque cada uno será salado por el fuego. La sal es una cosa excelente, pero si se vuelve insípida, ¿con qué la volverán a salar? Que haya sal en ustedes mismos y vivan en paz unos con otros».
Oración introductoria
Dios mío, Tú me has llamado a una misión sublime y para cumplirla con fidelidad tengo que alimentarme espiritualmente. De este modo escucharé lo que Tú me pides cotidianamente y recibiré las gracias necesarias para responderte con fidelidad, no sólo hoy, sino cada día de mi vida.
Petición
Señor, permíteme ver las faltas que hay en mí y dame tu luz para reconocer en ti el ejemplo que debo imitar.
Meditación del Papa Francisco
Es tan difícil de cortar con una situación de pecado. ¡Es difícil! Incluso en una tentación, ¡es difícil! Pero la voz de Dios nos dice esta palabra: ´¡Escapa! No se puede luchar allí, porque el fuego, el azufre te matarán. ¡Escapa!´.
Santa Teresita del Niño Jesús nos enseña que a veces, en algunas tentaciones, la única solución es escapar y no tener vergüenza de escapar; reconocer que somos débiles y que tenemos que escapar. Y nuestro pueblo en su sencilla sabiduría lo dice un poco irónicamente: ‘Soldado que huye sirve para otra guerra’. Escapar para seguir adelante por el camino de Jesús. El ángel dice "no mires atrás", para escapar y mirar hacia adelante. Aquí hay un consejo para vencer la nostalgia del pecado. Pensemos en el Pueblo de Dios en el desierto, lo tenía todo, las promesas, todo. Sin embargo, estaba la nostalgia de las cebollas de Egipto y esta nostalgia les hizo olvidar que aquellas cebollas las comían en la mesa de la esclavitud. Era la nostalgia de volver, volver. (S.S. Francisco, 2 de julio de 2013, homilía en misa matutina en capilla de Santa Marta).
Reflexión apostólica
La respuesta que le hemos dado a Cristo requiere una renovación diaria para no correr el peligro de alejarnos de Él hasta el punto de destruir nuestra amistad con el Señor. Esforcémonos por vivir una vida coherente con la fe que profesamos para que, además de asegurar nuestra salvación, seamos faros que alumbran en la oscuridad, sal que da sabor a la sociedad.
Propósito
En diversos momentos del día puedo elevar una oración a Dios pidiéndole que asemeje mi corazón más al de Él.
Diálogo con Cristo
Jesús sé que Tú quieres que yo sea santo (cf. Mt 5,48) y me has indicado el camino que debo seguir. Ayúdame a mantenerme cerca a las fuentes de tu gracia, especialmente la oración, los sacramentos y la caridad activa para que mi vida cristiana no pierda su sabor. Entonces podré decir con san Pablo: «tengo la certeza de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los principados, ni lo presente ni lo futuro, ni los poderes espirituales, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra criatura podrá separarnos jamás del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor.» (Rom 8,49-50).
Podemos llegar a ser grandísimos santos con sólo quererlo. La santidad no es un lujo para unos pocos, sino una sencilla obligación también para ti y para mi.
(Madre Teresa de Calcuta)
Juan le dijo: «Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre y no viene con nosotros y tratamos de impedírselo porque no venía con nosotros». Pero Jesús dijo: «No se lo impidáis, pues no hay nadie que obre un milagro invocando mi nombre y que luego sea capaz de hablar mal de mí. Pues el que no está contra nosotros, está por nosotros».
Oración introductoria
Señor Jesucristo, que con el Bautismo me has concedido la gracia de la filiación divina. Concédeme la gracia de vivir siempre en la luz de tu amistad. Que en la lucha contra el mal, el pecado, la concupiscencia y las tentaciones esté siempre presente tu gracia santificadora. Que las tinieblas que se ciernen sobre mi vida se desvanezcan con la luz de tu amor misericordioso y paciente. Ayúdame a permanecer siempre en tu amistad. Te ofrezco esta meditación por todos mis familiares y amigos, por los que se sienten atribulados por el peso del pecado o los que se encuentran desesperados en la lucha contra el mal. Sostenlos con tu gracia, conforta sus corazones, ayúdales a encontrar la paz verdadera de sus almas. Acrecienta Señor en nuestras almas la gracia del Bautismo.
Petición
Señor, concédeme la gracia de amar y valorar la gracia bautismal. Que esté siempre a tu lado.
Meditación del Papa Francisco
Nosotros los cristianos llevamos la paz y la gracia como un tesoro para dar al mundo, pero estos dones pueden dar frutos solamente cuando los cristianos viven y trabajan juntos en armonía. De esta manera será más fácil contribuir en la construcción de relaciones de respeto y pacífica convivencia con quienes pertenecen a otras tradiciones religiosas y también con los no creyentes. La unidad, a la que anhelamos sinceramente, es un don que viene de lo alto y que se funda en nuestra comunión de amor con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Cristo mismo prometió: “donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”. Caminemos, querido hermano, hacia la unidad, unidos fraternalmente en la caridad y teniendo como punto de referencia constante a Jesucristo, nuestro hermano mayor. En la adoración de Jesucristo encontraremos el fundamento y la razón de ser de nuestro camino. (S.S. Francisco, 14 de junio de 2013).
Reflexión
Un personaje predicaba en nombre de Jesús y los apóstoles se lo querían impedir. Jesús simplemente les dice que lo dejen actuar. ¿Qué había en aquella persona, de la cual no sabemos ni el nombre, ni la edad? No sabemos nada de él y, sin embargo, realizó actos buenos. Era una persona sencilla común y corriente. Podemos comparar aquella persona con uno de nosotros. Un seglar convencido en difundir el reino de Cristo. Nosotros somos una pieza clave en la iglesia. Mas ahora en estos tiempos ser católico es luchar contra corriente, si lo queremos ser con autenticidad. Tratamos de serlo en nuestro corazón pero también hay que serlo en el exterior compartiendo con los demás las riquezas de nuestra fe.
Por eso hay que vivir atentos, con la mirada alerta para descubrir el bien que pueden hacer las personas a nuestro alrededor.
Digamos, pues: "Dios ha ordenado a sus ángeles que te guarden en todos tus caminos para impedirte caer; mil enemigos caen a tu mano siniestra y diez mil a tu diestra, sin que puedan llegarse a ti. Por haberse adherido a Mí, dice el Señor, le libraré, le protegeré, porque conoce mi nombre; me invocará y será atendida su demanda; estaré a su lado en el momento de la tribulación para librarle y glorificarle; le colmaré de días felices y le mostraré mi salvación" (Sal 90, 11-12; 14-16).
La gracia del Bautismo imprime carácter en nuestras almas. Por el Bautismo fuimos marcados con el sello de la cruz. Desde ese momento el nombre de Cristo resuena fuerte en nuestros corazones. El esfuerzo diario por ser fieles a nuestra fe es un camino ideal para realizar nuestros compromisos bautismales. Que el amor de Dios derramado en nuestros corazones por este sacramento fructifique en nuestras almas y en las de aquellas personas que por la Providencia Divina han de beneficiarse de nuestro ejemplo.
Propósito
Renovar en una visita eucarística la gracia bautismal. Repetir con fervor y alegría mi pertenencia total a Cristo.
Diálogo con Cristo
¡Gracias Señor por el don del Bautismo, gracias por renovarme desde dentro, gracias por nacer en mí en cada eucaristía, en cada comunión, gracias por hacerme parte de tu familia! Concédeme la gracia de vivir con la conciencia clara del inmenso amor que me has tenido. Que mi corazón se ensanche al contemplar las maravillas que haces en mi vida. Acrecienta mi fe, mi esperanza y caridad. Ayúdame en la lucha contra el mal y el pecado, fortifica mi voluntad e ilumina siempre mi inteligencia para conocerte y amarte en cada uno de mis hermanos. Ayúdame a dedicarme con la oración y el celo ardiente a transmitir esta hermosa realidad a todas las personas. Concédeme alimentar día a día la esperanza de encontrarme contigo en el cielo.
No olvidéis jamás que vuestra felicidad, que nuestra felicidad, depende en definitiva del encuentro y de la amistad con Jesús. (Benedicto XVI, Discurso, lunes 10 de abril de 2006)
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos, iban caminando por Galilea; él no quería que se supiera, porque iba enseñando a sus discípulos. Les decía: «El Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres; le matarán y a los tres días de haber muerto resucitará» Pero ellos no entendían lo que les decía y temían preguntarle. Llegaron a Cafarnaúm, y una vez en casa, les preguntaba: «¿De qué estaban discutiendo por el camino?» Ellos callaron, pues por el camino habían discutido entre sí quién era el mayor. Entonces se sentó, llamó a los Doce, y les dijo: «Si uno quiere ser el primero, sea el último de todos y el servidor de todos». Y tomando un niño, le puso en medio de ellos, le estrechó entre sus brazos y les dijo: «El que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe; y el que me reciba a mí, no me recibe a mí sino a Aquel que me ha enviado»
Oración introductoria
¡Ven, Espíritu Santo! No permitas que me distraiga en esta oración. Dame la fe, la esperanza y el amor para entender lo maravilloso de esta invitación que me haces a estar contigo, para transformar mi corazón de modo que busque servirte sin apegos, sin buscar reconocimiento ni poniendo límites egoístas a lo que tu gracia puede hacer.
Petición
Señor, ayúdame a ser el último y el servidor de todos, especialmente en mi familia.
Meditación del Papa Francisco
A pesar de las palabras de Cristo, los discípulos piensan que es mejor detenerse. Y al mismo tiempo comenzaron a discutir entre ellos "cómo organizar la Iglesia". Es más, Santiago y Juan fueron a Jesús a pedirle la función de jefe de gobierno. Pero también los demás discutían y se preguntaban quién de ellos era el más importante en esa Iglesia que querían organizar.
Cristo estaba ante el cumplimiento de su misión mientras sus discípulos discutían sobre otro proyecto, otro punto de vista de la Iglesia. Hoy el peligro es ceder a la tentación de un cristianismo sin cruz. Un cristianismo a mitad de camino. Nosotros queremos el triunfo ahora sin ir por la cruz. Un triunfo mundano, un triunfo razonable. El triunfalismo en la Iglesia paraliza a la Iglesia. El triunfalismo de nosotros cristianos paraliza a los cristianos. Una Iglesia triunfalista es una Iglesia a mitad de camino. Una Iglesia que se contentara con estar bien organizada, con todas las oficinas, todo en su lugar, todo bonito, eficiente, pero que renegara a los mártires sería una Iglesia que sólo piensa en los triunfos, en el éxito; que no tiene el estilo de Jesús: la norma del triunfo a través del fracaso. El fracaso humano, el fracaso de la cruz. Y esta es una tentación que todos nosotros tenemos. (S.S. Francisco, 7 de junio de 2013, homilía en misa matutina en capilla de Santa Marta).
Reflexión
¿Servir a los demás si queremos ser los primeros? Parece una locura. ¡Qué lección tan dura nos está dando Cristo en este evangelio!
Cristo es el primero de entre todos los hijos de Dios. Él es de quien se puede resumir su vida: "pasó haciendo el bien". Nada lo hizo por su propia cuenta, todo por la salvación de los hombres, sus hermanos.
Servir a los demás es el centro del cristianismo. Lo decían los paganos del siglo I: "¡Mirad cómo se aman y cómo están dispuestos a morir unos por otros!" Éste es el secreto del primer puesto, la caridad para con todos. Si quieres estar en el primer puesto olvídate de ti mismo y piensa en hacer feliz a la persona que encuentras a tu derecha, y cuando ella ya lo sea, procura con la de la izquierda. Sigue así hasta que todas las personas a tu alrededor sean verdaderamente felices. No te preguntes tanto si tú eres feliz, más bien pregúntate si son felices los que viven a tu alrededor. Entonces, cuando los veas a todos felices, te inundará una felicidad desconocida hasta entonces.
No es una locura el servir a los demás. Si eres cristiano es porque quieres imitar a Cristo, tu maestro y señor, que murió para salvarte de la muerte. Si Él pudo, ¿por qué tú no?
Propósito
Ofrecer una sonrisa para demostrar el amor de Dios a los niños que me encuentre.
Diálogo con Cristo
Señor, dame la gracia de vivir entregado para que el mayor número posible de personas lleguen a conocer tu amor en profundidad; que gaste mi vida para que muchos otros lleguen a gozar de tu amistad. Quiero ser el primero en ponerme al servicio de los demás, a fin de ejercer un influjo positivo, ser guía de los demás dentro de mi ambiente para ayudar a otros a hacer la experiencia personal de Cristo.
Al llegar donde los discípulos, vio a mucha gente que les rodeaba y a unos escribas que discutían con ellos. Toda la gente, al verle, quedó sorprendida y corrieron a saludarle. El les preguntó: «¿De qué discutís con ellos?» Uno de entre la gente le respondió: «Maestro, te he traído a mi hijo que tiene un espíritu mudo y, dondequiera que se apodera de él, le derriba, le hace echar espumarajos, rechinar de dientes y le deja rígido. He dicho a tus discípulos que lo expulsaran, pero no han podido». El les responde: «¡Oh generación incrédula! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo habré de soportaros? ¡Traédmelo!» Y se lo trajeron. Apenas el espíritu vio a Jesús, agitó violentamente al muchacho y, cayendo en tierra, se revolcaba echando espumarajos. Entonces él preguntó a su padre: «¿Cuánto tiempo hace que le viene sucediendo esto?» Le dijo: «Desde niño. Y muchas veces le ha arrojado al fuego y al agua para acabar con él; pero, si algo puedes, ayúdanos, compadécete de nosotros». Jesús le dijo: «¡Qué es eso de si puedes! ¡Todo es posible para quien cree!» Al instante, gritó el padre del muchacho: «¡Creo, ayuda a mi poca fe!» Viendo Jesús que se agolpaba la gente, increpó al espíritu inmundo, diciéndole: «Espíritu sordo y mudo, yo te lo mando: sal de él y no entres más en él». Y el espíritu salió dando gritos y agitándole con violencia. El muchacho quedó como muerto, hasta el punto de que muchos decían que había muerto. Pero Jesús, tomándole de la mano, le levantó y él se puso en pie. Cuando Jesús entró en casa, le preguntaban en privado sus discípulos: «¿Por qué nosotros no pudimos expulsarle?» «Esta clase con nada puede ser arrojada sino con la oración».
Oración introductoria
Señor Jesús, gracias por acercarte una vez más a mi vida. Señor, como el padre del Evangelio, grito desde el fondo de mi alma: ¡Creo, ayuda mi poca fe! Te ofrezco esta meditación por todos aquellos que su fe tambalea ante las dificultades y contrariedades de la vida. Dios mío, acrecienta mi fe, pues Tú mismo me has dicho: ¡Todo es posible para el que cree! Jesús, guíame durante esta meditación para que pueda arrojar, con el poder de la oración, todos esos demonios que se me presentan en mi vida de diversas formas.
Petición
Señor creo en ti, ayuda mi incredulidad para que pueda conocerte cada vez mejor.
Meditación de Papa Francisco
Los discípulos no pueden curar a un niño; debe intervenir el mismo Jesús que se queja de la falta de fe de los presentes; y al padre del niño que pide ayuda le dice que "todo es posible para el que cree". Los que quieren amar a Jesús, a menudo no arriesgan demasiado en la fe y no se confían totalmente a Él: Pero ¿por qué esta falta de fe? Creo que es el corazón, que no se abre, el corazón cerrado, el corazón que quiere tener todo bajo control. Es un corazón, por lo tanto, que no se abre, que no le da el control de las cosas a Jesús.
Cuando los discípulos le preguntan por qué no podían sanar al joven, el Señor dice que aquella "especie de demonios no pueden ser expulsados por nada, excepto por la oración".
Todos nosotros tenemos un poco de incredulidad en el interior. Es necesaria una oración fuerte, y esta oración humilde y fuerte hace que Jesús pueda hacer el milagro. La oración para pedir un milagro, para pedir una acción extraordinaria, debe ser una oración que involucre, que nos involucre a todos. (S.S. Francisco, 20 de mayo de 2013, homilía en misa matutina en capilla de Santa Marta).
Reflexión apostólica
El verdadero apóstol de Jesucristo no puede olvidar que cuando sale a evangelizar, es el mismo Cristo que le acompaña. No son las fuerzas humanas las que convierten a las personas sino la gracia de Dios. Por ello es importante ser personas de una profunda vida interior, para poder llevar a nuestros hermanos la salvación de sus dolencias en la persona de Cristo. Pidámosle a Dios que aumente nuestra fe incipiente para que podamos ser realmente eficaces en nuestro apostolado. Transmitamos en nuestra familia una visión más grande de fe ante las dificultades, recordando constantemente la invitación del Señor: ¡Todo es posible para el que tiene fe!
Propósito
Unirme a Dios durante el día mediante esta sencilla jaculatoria: ¡Señor creo, aumenta mi poca fe!
Diálogo con Cristo
Jesús, me acerco a ti porque soy consciente que mi fe es débil pero que tu puedes acrecentarla. Sé que tú quieres que vaya con las personas y que de testimonio de esta fe para que muchos otros puedan creer en ti. Jesús, al terminar esta oración te suplico que te quedes conmigo durante el día para que pueda transmitir mejor el don de la fe que me has dado.
Recuerden que la Pasión de Cristo desemboca siempre en la alegría de la Resurrección, para que cuando sientan en su corazón los sufrimientos de Cristo, tengan bien presente que luego llegará la resurrección. (Madre Teresa de Calcuta)
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Ustedes han oído que se dijo: "Ojo por ojo, diente por diente"; pero Yo les digo que no hagan resistencia al hombre malo. Si alguno te golpea en la mejilla derecha, preséntale también la izquierda; al que te quiera demandar enjuicio para quitarte la túnica, cédele también el manto. Si alguno te obliga a caminar mil pasos en su servicio, camina con él dos mil. Al que te pide, dale; y al que quiere que le prestes, no le vuelvas la espalda.
Han oído ustedes que se dijo: "Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo"; Yo, en cambio, les digo: Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian y rueguen por los que los persiguen y calumnian, para que sean hijos de su Padre celestial, que hace salir su sol sobre los buenos y los malos, y manda su lluvia sobre los justos y los injustos.
Porque si ustedes aman a los que los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen eso mismo los publicanos? Y si saludan tan sólo a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen eso mismo los paganos? Ustedes, pues, sean perfectos, como su Padre celestial es perfecto.
Oración preparatoria
Señor, quiero cambiar la dureza de mi corazón para ya no juzgar a los demás, para no ser ciego ante las necesidades de quienes pones en mi camino. Concédeme iniciar esta oración con la completa disposición de escuchar tu voz, de renunciar a todo lo mío con tal de descubrir la forma en que puedo amarte más a Ti y a mis hermanos.
Petición
Dios mío, dame tu gracia para construir un corazón abierto a los demás para así ayudar a crear una civilización de justicia y caridad.
Meditación del Papa Francisco
También nosotros muchas veces nos volvemos enemigos de los demás: no les queremos. ¡Es Jesús quien nos dice que debemos amar a nuestros enemigos! ¡Y Esto no es fácil! ¡No es fácil!... A veces pensamos que Jesús nos pide demasiado". Y pensamos: "Dejemos esto para las monjas de clausura que son santas; dejemos esto para alguna alma santa, pero para la vida común esto no funciona.
¡Y esto tiene que funcionar! Jesús dice: "¡No, tenemos que hacer esto!, porque contrariamente somos como los publicanos, como los paganos. No somos cristianos". ¿Cómo podemos entonces amar a nuestros enemigos? Él nos dice dos cosas: miren al padre "que hace resplandecer el sol para los buenos y los malos" y que "hace llover para los justos e injustos". Porque Dios "ama a todos". Además Jesús nos invita "a ser prefectos como el Padre es perfecto". Y Jesús "perdona a sus enemigos".
Vengarse no es cristiano, ¿cómo podemos entonces lograr a amar a nuestros enemigos? Rezando, porque cuando uno reza por quien te hace sufrir, es como si el Señor viene con el aceite y prepara nuestros corazones a la paz. (S.S. Francisco, 18 de junio de 2013, homilía en misa matutina en capilla de Santa Marta).
Diálogo con Cristo
Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios.
Propósito
Ofrecer la misa de hoy por todos aquellos que, en alguna forma, me han hecho daño o me han ofendido.
En aquel tiempo, cuando llegó Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: "¿quién dice la gente que es el Hijo del hombre?" Ellos le respondieron: "Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que Jeremías o alguno de los profetas". Luego les preguntó: "Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?" Simón Pedro tomó la palabra y le dijo: "Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo". Jesús le dijo entonces: "tú, Simón, hijo de Juan, por que esto no te lo ha revelado ningún hombre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo te digo a ti que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Los poderes del infierno no prevalecerán sobre ella. Yo te daré las llaves del Reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo"
Oración introductoria
Señor, conoces mi debilidad y mis faltas. Me postro ante Ti en esta oración, confortado por tu Evangelio que me confirma que, como Pedro, a pesar de mis caídas, puedo confiar en que tu gracia y tu misericordia pueden obrar en mí una profunda conversión, que me dé la fuerza para saber renunciar a lo que me aparte de ponerme totalmente al servicio de tu Iglesia.
Petición
Jesús, dame la fuerza para mi conversión de modo que confiese mi fe en Ti y en tu Iglesia, más con las obras que con las palabras.
Meditación del Papa Francisco
Como servicio a la unidad de la fe y a su transmisión íntegra, el Señor ha dado a la Iglesia el don de la sucesión apostólica. Por medio de ella, la continuidad de la memoria de la Iglesia está garantizada y es posible beber con seguridad en la fuente pura de la que mana la fe. Como la Iglesia transmite una fe viva, han de ser personas vivas las que garanticen la conexión con el origen. La fe se basa en la fidelidad de los testigos que han sido elegidos por el Señor para esa misión. Por eso, el Magisterio habla siempre en obediencia a la Palabra originaria sobre la que se basa la fe, y es fiable porque se fía de la Palabra que escucha, custodia y expone.
En el discurso de despedida a los ancianos de Éfeso en Mileto, recogido por san Lucas en los Hechos de los Apóstoles, san Pablo afirma haber cumplido el encargo que el Señor le confió de anunciar “enteramente el plan de Dios”. Gracias al Magisterio de la Iglesia nos puede llegar íntegro este plan y, con él, la alegría de poder cumplirlo plenamente. (S.S. Francisco, encíclica Lumen fidei, n. 49).
Reflexión
Celebramos hoy, con la Iglesia universal, la fiesta de la Cátedra de San Pedro. La palabra cátedra es de origen griego y significa sede. Es el sitio ocupado por un maestro autorizado para la enseñanza.
Así, cuando se habla de una decisión "ex cátedra" del Papa, se trata de una decisión en la que el Sumo Pontífice habla como maestro universal de la Iglesia.
San Pedro, en el Evangelio de hoy, recibe una gran tarea: Jesús lo elige primer papa de la Iglesia. Y le explica su misión por medio de dos símbolos: la piedra y las llaves:
1. La piedra
Pedro es LA PIEDRA, sobre la cual se edificará la Iglesia, la comunidad del pueblo de Dios. La Iglesia es como una construcción, que se edifica a partir de los cimientos. Y el cimiento, una vez colocado, debe quedar ahí para que el edificio no se venga abajo.
Pedro y sus sucesores, los Papas, son el fundamento visible de la construcción. Porque el fundamento invisible es el mismo Señor Jesucristo. Y ese doble cimiento es la garantía de la victoriosidad de la Iglesia a través de los siglos.
2. Las llaves
La otra imagen con la cual Jesús le explica a Pedro su tarea, es la de LAS LLAVES. Simboliza la autoridad sobre la casa, la potestad de disponer, de dejar entrar y de echar de la casa.
Así Pedro es nombrado mayordomo en el Reino de Dios. Sus decisiones realizadas en la tierra, quedan ratificadas en el cielo. Pedro, y con él sus sucesores, son intermediarios indispensables para el acceso normal al Reino de los Cielos. Cristo es la cabeza de la Iglesia, pero los Papas son sus vicarios, sus representantes visibles en la tierra.
La primera lectura de hoy, I Pedro 5,1-4, nos habla de otro aspecto de la tarea de San Pedro: él es el pastor del rebaño de Dios. Y allí se nos insinúa un tercer símbolo:
3. El cayado
Se trata del CAYADO DEL PASTOR. El bastón que es guía y sostén del pastor durante sus interminables recorridos. Como bastón de mando o báculo del Papa es signo de poder y autoridad. Cristo, al volver al Padre, no pensó dejar al frente de los suyos un "líder" o un "director", sino un pastor, tal como él lo había sido. Por eso pasó a Pedro su cayado pastoral, para que lo lleve hasta su muerte y lo legue, a su vez, a sus sucesores. Y es así como nació el papado.
Y no se le encargó a Pedro esta tarea en premio a su santidad, ni porque fuera mejor que los demás apóstoles. El papel de Pedro se debe únicamente a la voluntad amorosa de Cristo. Y lo mismo sus sucesores que continúan esa misión de pastoreo encomendada por Jesús.
Ésta es la razón por la que las ovejas de hoy nos sentimos ligadas al Pedro actual.
Propósito
Rezar hoy especialmente por el Papa Benedicto XVI, y para que el Espíritu Santo ilumine a los cardenales para la elección del nuevo Papa.
Diálogo con Cristo
Señor, porque te amo realizo mi misión en la Iglesia. Quiero comprometerme a cambiar las actitudes y el comportamiento que no sean conforme a tu Evangelio. Quiero formarme y entregarme a mi misión en la Iglesia, porque no sólo quiero reconocerte con mi mente sino abrazar tu verdad con mi vida, palabras y acciones.
Llamando a la gente a la vez que a sus discípulos, les dijo: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará. Pues ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si arruina su vida? Pues ¿qué puede dar el hombre a cambio de su vida? Porque quien se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles.» Les decía también: «Yo os aseguro que entre los aquí presentes hay algunos que no gustarán la muerte hasta que vean venir con poder el Reino de Dios»
Oración introductoria
Gracias, Padre Santo, por esta oportunidad que me das de ponerme en tu presencia. Ilumina mi mente y mi corazón con la luz de tu amor. Dame la gracia de escucharte y de aceptar con sencillez tu voluntad en mi vida. Señor enséñame a entender que la cruz de cada día es una oportunidad para crecer en la fe, la confianza y el amor a ti. Ayúdame, Dios mío, a buscar no una vida sin cruces y sin dificultades sino que esas mismas contrariedades y sufrimientos me lleven a ver y encontrar tu mano amorosa.
Petición
Señor Jesús, permíteme entender que la cruz y el sufrimiento son elementos connaturales a nuestra existencia humana. Por eso te pido, Dios mío, que me ayudes a enfrentar la experiencia de la cruz con fe y amor, de manera que se convierta en un camino de conversión e intimidad contigo.
Meditación del Papa Francisco
La Cruz nos da miedo también en la obra de evangelización, pero está la "regla" que el discípulo no es más grande del Maestro. Está la regla que no hay redención sin la efusión de la sangre, no hay obra apostólica fecunda sin la Cruz. Quizá nosotros pensamos, cada uno de nosotros puede pensar: "Y a mí, ¿a mí qué me sucederá? ¿Cómo será mi Cruz?" No sabemos. No sabemos, ¡pero estará! Debemos pedir la gracia de no huir de la Cruz cuando venga: con miedo ¡eh! ¡Eso es verdad! Eso nos da miedo. Pero seguir a Jesús termina allí. Me vienen a la mente las últimas palabras que Jesús ha dicho a Pedro, en esa coronación pontificia en el Tiberiades: ´¿Me amas? ¡Alimenta! ¿Me amas? ¡Alimenta!.... Pero las últimas palabras eran esas: te llevarán donde no quieres ir. La promesa de la Cruz. María, muy cercana a Jesús, en la Cruz, era su madre, su mamá. Quizá hoy, el día que nosotros la rezamos, será bueno pedirle la gracia no de quitar el miedo - eso debe venir, el miedo de la Cruz... - sino la gracia de no asustarse y huir de la Cruz. Ella estaba allí y sabe cómo se debe estar cerca de la Cruz. (S.S. Francisco, 28 de septiembre de 2013, homilía en misa matutina en capilla de Santa Marta).
Reflexión
Cuando tomamos una postura sobrenatural ante la cruz y el sufrimiento hacemos una experiencia de purificación que nos lleva a madurar y crecer en la fe, la esperanza y el amor. El dolor, como el jardinero, poda las ramas secas y enfermas del árbol para que florezca y dé abundantes frutos. En el sufrimiento, aceptado con fe, tenemos una oportunidad única para valorar y apreciar mejor la vida humana. De esta forma, nos hacemos más sensibles y compasivos ante el dolor ajeno.
Propósito
Enfrentaré las dificultades y problemas con un profundo sentido sobrenatural, viendo en esos un camino de confianza en Dios y de salvación.
Diálogo con Cristo
Señor, Tú que has dicho: «el quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame», te pido que me ayudes a comprender que el sufrimiento es una experiencia que forma parte íntima de nuestra existencia. Dios mío enséñame a responder con fe y esperanza ante la realidad de la cruz, pues «¿dónde podrá el hombre buscar la respuesta a las cuestiones dramáticas como el dolor, el sufrimiento de los inocentes y la muerte, sino en la luz que brota del misterio de la pasión, muerte y resurrección de Cristo?» (Juan Pablo II, Fides et Ratio, n. 12).
Él nos exhorta a cada uno de nosotros a tomar cada día nuestra cruz y a seguirlo por el camino del amor total a Dios Padre y a la humanidad. (Benedicto XVI, Audiencia general, 11 de agosto de 2010)
¿Quién es Cristo para mí? |
Salió Jesús con sus discípulos hacia los pueblos de Cesarea de Filipo, y por el camino hizo esta pregunta a sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que soy yo?» Ellos le dijeron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que uno de los profetas». Y él les preguntaba: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» Pedro le contesta: «Tú eres el Cristo». Y les mandó enérgicamente que a nadie hablaran acerca de él.
Y comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir mucho y ser reprobado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser matado y resucitar a los tres días. Hablaba de esto abiertamente. Tomándole aparte, Pedro, se puso a reprenderle. Pero él, volviéndose y mirando a sus discípulos, reprendió a Pedro, diciéndole: «¡Quítate de mi vista, Satanás! porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres».
Oración introductoria
Señor, yo, como Pedro, creo que Tú eres el Hijo de Dios, que has venido para redimirme y para mostrarme el camino que debo seguir para llegar a Ti. Aumenta mi fe para que no desfallezca en el camino a pesar de las dificultades. Te ofrezco esta oración por aquellas personas que no tienen fe o teniéndola viven alejados de Ti por el pecado.
Petición
Señor, que te reconozca siempre como mi Dios y quiera vivir cerca de Ti.
Meditación del Papa Francisco
El Evangelio habla de la confesión de Pedro: "Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo" una confesión que no viene de él, sino del Padre celestial. [...]
El papel, el servicio eclesial de Pedro tiene su fundamento en la confesión de fe en Jesús, el Hijo de Dios vivo, en virtud de una gracia donada de lo alto. En la segunda parte del Evangelio de hoy vemos el peligro de pensar de manera mundana. Cuando Jesús habla de su muerte y resurrección, del camino de Dios, que no se corresponde con el camino humano del poder, afloran en Pedro la carne y la sangre: "Se puso a increparlo: ¡Lejos de ti tal cosa, Señor! Y Jesús tiene palabras duras con él:-Aléjate de mí, Satanás. Eres para mí piedra de tropiezo-".
Cuando dejamos que prevalezcan nuestras ideas, nuestros sentimientos, la lógica del poder humano, y no nos dejamos instruir y guiar por la fe, por Dios, nos convertimos en piedras de tropiezo. La fe en Cristo es la luz de nuestra vida de cristianos y de ministros de la Iglesia. (S.S. Francisco, 29 de junio del 2013).
Reflexión
La respuesta a la pregunta de Cristo de quién es Él, no me puede dejar indiferente y es una pregunta que sólo yo puedo responder satisfactoriamente. La respuesta debe condicionar toda mi vida para que sea coherente. Esta respuesta sólo la puedo dar en la oración dialogando con Jesucristo. Una vez respondida, entonces puedo anunciar con convicción lo que Cristo significa para mí, que soy cristiano.
Propósito
Reflexionar a lo largo del día si Cristo es realmente mi Dios, o tengo otros dioses que me hacen feliz.
Diálogo con Cristo
Señor, que no sea sordo a tu voz. Gracias por el don de la fe. Pudiste haberme creado fuera de la fe en Ti, y sin embargo, por puro amor y no por mérito mío, me diste la gracia de ser cristiano. Haz que mi fe en Ti quiera difundirla entre los hombre con quienes me encuentre como un verdadero regalo que vale la pena compartir.
"No somos plenamente hijos de Dios, sino que hemos de llegar a serlo más y más mediante nuestra comunión cada vez más profunda con Cristo. Ser hijos equivale a seguir a Jesús" (Benedicto XVI, Jesús de Nazaret, Madrid 2007, p. 172)
Llegan a Betsaida. Le presentan un ciego y le suplican que le toque. Tomando al ciego de la mano, le sacó fuera del pueblo, y habiéndole puesto saliva en los ojos, le impuso las manos y le preguntaba: «¿Ves algo?». Él, alzando la vista, dijo: «Veo a los hombres, pues los veo como árboles, pero que andan». Después, le volvió a poner las manos en los ojos y comenzó a ver perfectamente y quedó curado, de suerte que veía de lejos claramente todas las cosas. Y le envió a su casa, diciéndole: «Ni siquiera entres en el pueblo».
Oración introductoria
Jesús, me acerco a ti porque sé que Tú eres la Luz del mundo y que puedes iluminarme en mi ceguera y librarme de las tinieblas. Señor, ayúdame a ver. Te ofrezco esta meditación por todos aquellos que no pueden ver con los ojos del alma porque el pecado les ha cegado. Dios mío, devuélveme la vista espiritual para que pueda ver todo desde la perspectiva de tu santa voluntad.
Petición
Señor, ayúdame a ver todos los momentos del día con la visión de la fe y del amor.
Meditación del Papa Francisco
¡Qué hermosa es esta expresión de la sabiduría brasileña, que aplica a los jóvenes la imagen de la pupila de los ojos, la abertura por la que entra la luz en nosotros, regalándonos el milagro de la vista! ¿Qué sería de nosotros si no cuidáramos nuestros ojos? ¿Cómo podríamos avanzar? Mi esperanza es que, en esta semana, cada uno de nosotros se deje interpelar por esta pregunta provocadora.
La juventud es el ventanal por el que entra el futuro en el mundo y, por tanto, nos impone grandes retos. Nuestra generación se mostrará a la altura de la promesa que hay en cada joven cuando sepa ofrecerle espacio; tutelar las condiciones materiales y espirituales para su pleno desarrollo; darle una base sólida sobre la que pueda construir su vida; garantizarle seguridad y educación para que llegue a ser lo que puede ser; transmitirle valores duraderos por los que valga la pena vivir; asegurarle un horizonte trascendente para su sed de auténtica felicidad y su creatividad en el bien; dejarle en herencia un mundo que corresponda a la medida de la vida humana; despertar en él las mejores potencialidades para ser protagonista de su propio porvenir, y corresponsable del destino de todos. (S.S. Francisco, 22 de julio de 2013).
Reflexión
La vida diaria, con sus luces de artificio, puede deslumbrarnos y hacer que quedemos ciegos para las cosas de Dios. Esforcémonos por encender en nuestra vida la luz que nos viene de la contemplación de Cristo para poder ayudar después a las personas a salir de la oscuridad del pecado y de la indiferencia. Vivamos de tal modo de cara a Dios, que resplandezca en nosotros la luz de Cristo que lleve a las almas a la conversión del corazón.
Propósito
Buscaré ver los acontecimientos de mi día tratando de verlos desde la óptica de Dios.
Diálogo con Cristo
Jesús, enciende en mi corazón la luz de tu presencia para que se dispersen las tinieblas de mi alma. Sé que puedes iluminar mi vida diaria con tu palabra y con el don de tu Eucaristía. Tú que has dicho: "Yo soy la luz del mundo" irradia tus destellos de amor sobre mi pobre persona. Ayúdame a vivir frente a ti de manera que, contemplándote cara a cara, pueda iluminar también la vida de mis hermanos los hombres.
En efecto, la oración alcanza su culmen, y por tanto se convierte en fuente de luz interior, cuando el espíritu del hombre se adhiere al de Dios y sus voluntades se funden como formando una sola cosa (Benedicto XVI, Ángelus, domingo 8 de marzo de 2009)
(Los discípulos) se habían olvidado de tomar panes, y no llevaban consigo en la barca más que un pan. El les hacía esta advertencia: «Abrid los ojos y guardaos de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes». Ellos hablaban entre sí que no tenían panes. Dándose cuenta, les dice: «¿Por qué estáis hablando de que no tenéis panes? ¿Aún no comprendéis ni entendéis? ¿Es que tenéis la mente embotada? ¿Teniendo ojos no veis y teniendo oídos no oís? ¿No os acordáis de cuando partí los cinco panes para los 5.000? ¿Cuántos canastos llenos de trozos recogisteis?» «Doce», le dicen. «Y cuando partí los siete entre los cuatro mil, ¿cuántas canastas llenas de trozos recogisteis?» Le dicen: «Siete».Y continuó: «¿Aún no entendéis?»
Oración introductoria
Abre, Señor, nuestros corazones para saber escuchar tu voz. Abre, Señor, nuestros ojos porque somos ciegos y muchas veces no vemos el infinito amor que nos tienes. Permítenos verte para que siempre podamos seguirte y podamos cumplir tu voluntad tu voluntad. Déjanos ponernos en tus manos para que tú nos moldees de acuerdo a tus designios y podamos descubrir la paz y alegría de sabernos hijos tuyos.
Petición
Señor, que descubramos tu amor en la vida cotidiana.
Meditación del Papa Francisco
Los discípulos fueron entusiastas, preparaban programas, planes para la futura organización de la Iglesia naciente, discutían sobre quién era el más grande e impedían hacer el bien en el nombre de Jesús a los que no pertenecían a su grupo.[…]
Los discípulos no comprendían: Lo entiendo, los discípulos querían eficacia, querían que la Iglesia siga adelante sin problemas y esto puede convertirse en una tentación para la Iglesia: ¡la Iglesia del funcionalismo! ¡La Iglesia bien organizada! ¡Todo bien pero sin memoria y sin promesa! Esta Iglesia así, no avanzará: será la Iglesia de la lucha por el poder, será la Iglesia de los celos entre los bautizados, y muchas otras cosas que están allí cuando no hay memoria ni promesa.
Por lo tanto, la vitalidad de la Iglesia no está dada por los documentos y reuniones para planificar y hacer bien las cosas: estas son realidades necesarias, pero no son el signo de la presencia de Dios. (S.S. Francisco, 30 de septiembre de 2013, homilía en misa matutina en capilla de Santa Marta)
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Reflexión
Los discípulos tenían miedo como también nosotros tenemos miedo de afrontar los desafíos del día a día. Su atención estaba centrada más en el resolver las cuestiones y problemas del momento y no tanto en mirar al Maestro que siempre estaba con ellos.
¿Teniendo ojos no veis y oídos no oís? Les replica el Señor. Están con Dios y aún así sus ojos se centran en otras realidades y dudan del poder infinito del Señor. Habían visto los milagros y su poder pero prefieren poner la confianza en sus propias fuerzas humanas. Jesús ya se los había dicho: Buscad primero su Reino y su justicia, y todas esas cosas se os darán por añadidura (Mt 6,33). Pero les faltaba confiar. Muchas veces afrontamos las dificultades sin mirar al Señor que siempre está con nosotros y quiere ayudarnos. Qué fácil es caer en el cansancio y el tedio cuando afrontamos solos las luchas de cada día.
Miremos al Señor y pongamos nuestras angustias y alegrías en Él. Lo que más le duele a Cristo es que dudemos de su amor. Él nunca se va a cansar de acompañarnos y demostrarnos su amor. Tal vez no sabemos ver, al igual que los discípulos, esos milagros y continuas muestras de amor que tiene con nosotros. Hagamos nuestra esa llamada de atención que le hace Jesús a sus apóstoles ¿Teniendo ojos no veis y oídos no oís?... Dios está con nosotros y solo busca que seamos felices. Confiemos en Él.
La confianza en el amor de Dios por cada uno de nosotros en particular es la causa y la fuente de la verdadera alegría porque nos sentimos realmente hijos amados y predilectos de Dios. Busquemos en nuestras vidas ser reflejo del amor a Dios. Transmitamos la alegría de sabernos hijos amados de Dios a todos los que nos rodean sin importar lo poco o mucho que nos agraden los demás.
Propósito
Buscaré siempre descubrir las muestras de amor que Dios me tiene para acrecentar mi confianza y amor en Él.
Diálogo con Cristo
Jesús, no permitas que dude de tu amor. Sabes bien lo débil que soy y lo fácil que olvido el infinito amor que me tienes. Tómame de la mano y ayúdame a afrontar las dificultades cotidianas sabíendo siempre qué Tú estás conmigo y nunca me dejarás sólo.
Debes entonces decirle: "Señor, soy tuyo. Puedes hacer conmigo lo que quieras". Esta es, hermano, nuestra fuerza y ésta es la alegría del Señor. (Madre Teresa de Calcuta)