Ártículos Más Recientes

10:49 a.m.
En aquellos días: Los Apóstoles y los hermanos de Judea se enteraron de que también los paganos habían recibido la Palabra de Dios. Y cuando Pedro regresó a Jerusalén, los creyentes de origen judío lo interpelaron, diciéndole: "¿Cómo entraste en la casa de gente no judía y comiste con ellos?". Pedro comenzó a contarles detalladamente lo que había sucedido: "Yo estaba orando en la ciudad de Jope, cuando caí en éxtasis y tuve una visión. Vi que bajaba del cielo algo parecido a un gran mantel, sostenido de sus cuatro puntas, que vino hasta mí. Lo miré atentamente y vi que había en él cuadrúpedos, animales salvajes, reptiles y aves. Y oí una voz que me dijo: 'Vamos, Pedro, mata y come'. 'De ninguna manera, Señor, respondí, yo nunca he comido nada manchado ni impuro'. Por segunda voz, oí la voz del cielo que me dijo: "No consideres manchado lo que Dios purificó". Esto se repitió tres veces, y luego, todo fue llevado otra vez al cielo. En ese momento, se presentaron en la casa donde estábamos tres hombres que habían sido enviados desde Cesarea para buscarme. El Espíritu Santo me ordenó que fuera con ellos sin dudar. Me acompañaron también los seis hermanos aquí presentes y llegamos a la casa de aquel hombre. Este nos contó en qué forma se le había aparecido un ángel, diciéndole: 'Envía a alguien a Jope, a buscar a Simón, llamado Pedro. El te anunciará un mensaje de salvación para ti y para toda tu familia'. Apenas comencé a hablar, el Espíritu Santo descendió sobre ellos, como lo hizo al principio sobre nosotros. Me acordé entonces de la palabra del Señor: 'Juan bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados en el Espíritu Santo'. Por lo tanto, si Dios les dio a ellos la misma gracia que a nosotros, por haber creído en el Señor Jesucristo, ¿cómo podía yo oponerme a Dios?". Después de escuchar estas palabras se tranquilizaron y alabaron a Dios, diciendo: "También a los paganos Dios les ha concedido el don de la conversión que conduce a la Vida".

10:49 a.m.
Como la cierva sedienta busca las corrientes de agua, así mi alma suspira por ti, mi Dios. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios viviente: ¿Cuándo iré a contemplar el rostro de Dios? Envíame tu luz y tu verdad: que ellas me encaminen y me guíen a tu santa Montaña, hasta el lugar donde habitas. Y llegaré al altar de Dios, el Dios que es la alegría de mi vida; y te daré gracias con la cítara, Señor, Dios mío.

10:49 a.m.
Jesús dijo a los fariseos: "Les aseguro que el que no entra por la puerta en el corral de las ovejas, sino por otro lado, es un ladrón y un asaltante. El que entra por la puerta es el pastor de las ovejas. El guardián le abre y las ovejas escuchan su voz. El llama a cada una por su nombre y las hace salir. Cuando las ha sacado a todas, va delante de ellas y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz. Nunca seguirán a un extraño, sino que huirán de él, porque no conocen su voz". Jesús les hizo esta comparación, pero ellos no comprendieron lo que les quería decir. Entonces Jesús prosiguió: "Les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos aquellos que han venido antes de mí son ladrones y asaltantes, pero las ovejas no los han escuchado. Yo soy la puerta. El que entra por mí se salvará; podrá entrar y salir, y encontrará su alimento. El ladrón no viene sino para robar, matar y destruir. Pero yo he venido para que las ovejas tengan Vida, y la tengan en abundancia."

10:49 a.m.
Enfermos, tenemos necesidad de un Salvador; extraviados, de aquél que nos conducirá; sedientos, de la fuente de agua viva; muertos, tenemos necesidad da vida; ovejas, de pastor; niños, de educador: y toda la humanidad tiene necesidad de Jesús… Si queréis, podemos comprender la suprema sabiduría del santísimo pastor y educador, que es el Todopoderoso y el Verbo del Padre, cuando se sirve de una alegoría y se llama a sí mismo el pastor de las ovejas; pero él es también el educador de los más pequeños. Por eso, por medio de Ezequiel, se dirige largamente a los ancianos y les da ejemplo de su solicitud: “Buscaré las ovejas perdidas, haré volver a las descarriadas, vendaré a las heridas, curaré a las enfermas; a las gordas y fuertes las guardaré, y las apacentaré debidamente en mi monte santo” (Ez 34,16). Sí, maestro, condúcenos a los grandes pastos de tu justicia. Sí, tú, nuestro educador, sé nuestro pastor que nos lleva a tu montaña santa, hasta la Iglesia que se eleva por encima de las nubes, que toca los cielos. “Yo mismo apacentaré a mis ovejas, dice, y yo mismo las haré sestear” (Ez 34,14). Quiere salvar mi carne revistiéndola de la túnica de incorruptibilidad… “Me llamarán, dice, y yo diré: Aquí estoy” (Is 58,9)… Así es nuestro educador; es bueno con justicia. “No he venido para ser servido, dice, sino para servir” (Mt 20,28). Por eso en el Evangelio lo vemos cansado (Jn 4,5), él, que se cansa por nosotros y promete “dar su vida en rescate por todos” (Mt 20,28). Afirma que sólo el buen pastor actúa así. ¡Qué donador tan magnífico, que da por nosotros lo más grande que tiene: su vida! ¡Qué bienhechor, amigo de los hombres, que ha preferido ser su hermano primero que su Señor! Ha puesto en juego toda su bondad, hasta morir por nosotros.

12:23 a.m.
Bloch-Sermon_On_The_Mount

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                  “Verbum Spei”     
           “Palabra de Esperanza” 
       
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4° Domingo Pascua
El Evangelio de hoy
Juan 10, 27-30

En aquel tiempo dijo Jesús: Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas mi siguen. Yo les doy vida eterna y no perecerán jamás, y nadie las arrebatará de mi mano. El Padre, que me las ha dado, es más grande que todos, y nadie puede arrebatar nada de la mano del Padre. Yo y el Padre somos uno. 

Reflexión:
Quizás recordemos las palabras que dijo el Papa Francisco en la homilía de la misa Crismal del Jueves Santo de, ya, hace unos años. Dijo el Papa que él quería para su Iglesia curas con olor a oveja y sonrisa de padre, no pastores con cara de vinagre, ni pastores aburridos, ni pastores que huelen a perfume caro y te miran desde lejos y desde arriba. Es decir, que el Papa quiere que los curas seamos cercanos, sencillos y humildes, comprometidos con los problemas de la gente; no quiere curas que esperen, atrincherados en la sacristía o en el despacho, sino que salgan fuera y se impliquen y se compliquen directamente con los problemas del pueblo sencillo. El Papa Francisco no quiere esto por capricho, o por snob, sino porque sabe que así lo hizo Jesús, el Buen Pastor. Jesús no se refugió en el templo, o en la sinagoga, sino que recorrió los caminos de Galilea, predicando el reino de Dios, curando enfermos, acercándose con amor a las personas más marginadas y desprotegidas. Así lo indican sus parábolas sobre la oveja perdida, el hijo pródigo, su actitud ante la mujer pecadora.
Porque es evidente que para que Jesús pueda ser realmente nuestro buen pastor, nosotros tenemos que desear ser ovejas suyas, es decir, escuchar su voz y seguirle. Porque Jesús quiere que le sigamos y escuchemos su voz como personas libres y conscientes, no como animales aborregados. Pidamos, pues, al Buen Pastor que todos los cristianos sigamos caminando en pos de sus pasos y que él siga siendo nuestro camino, nuestra verdad y nuestra vida.

Oración:
Señor Jesús, Buen Pastor, concédeme la gracia de escuchar tu voz y de conocerte cada vez más. Amén

Acción:
Hoy buscaré durante el día, un momento para ayudar a alguien que lo necesite.
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            “Nuntium Verbi Dei  
“Mensaje de la palabra de Dios”
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Hermanos Franciscanos

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