
Debemos "dejar caer de nuestras manos las piedras de denigración y de la condena, de las habladurías que a veces queremos lanzar contra los demás”, porque, como constató el Papa este domingo "cuando hablamos mal de los demás, tiramos piedras". En cambio, debemos pedir perdón a Jesús y abrirnos a una vida nueva.
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