
En su homilía en la Casa Santa Marta, el Papa Francisco instó a vigilar sobre todo contra los "demonios educados”, que entran en el alma sin que uno se dé cuenta. La esencia del demonio es destruir o directamente con vicios y guerras o intenta hacerlo “educadamente”, llevando a vivir según “el espíritu de la mundanidad”. Es el centro de la reflexión que ofreció el Pontífice.
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