El Pontífice se encontró con los sacerdotes, religiosos, consagrados y seminaristas de Lituania en la catedral de San Pedro y San Pablo. Francisco los exhortó a ser padres y madres de la Iglesia y a tener misericordia con los hermanos, sobre todo en el confesiorario, "haciendo sentir a la otra persona el calor del Padre que perdona todo".
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