
No exterminaron a los pueblos como el Señor les había mandado; se mezclaron con los paganos e imitaron sus costumbres; rindieron culto a sus ídolos, que fueron para ellos una trampa. Sacrificaron en honor de los demonios a sus hijos y a sus hijas; Se mancharon con sus acciones y se prostituyeron con su mala conducta; por eso el Señor se indignó contra su pueblo y abominó de su herencia. ¡Cuántas veces no los liberó! Pero ellos, rebeldes a sus consejos, se sumían en su culpa. Sin embargo, él miró su aflicción y escuchó sus lamentos.
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