Ártículos Más Recientes

11:26 a.m.


Les aseguro, por la fidelidad de Dios, que nuestro lenguaje con ustedes no es hoy "sí", y mañana "no". Porque el Hijo de Dios, Jesucristo, el que nosotros hemos anunciado entre ustedes -tanto Silvano y Timoteo, como yo mismo- no fue "sí" y "no", sino solamente "sí". En efecto, todas las promesas de Dios encuentran su "sí" en Jesús, de manera que por él decimos "Amén" a Dios, para gloria suya. Y es Dios el que nos reconforta en Cristo, a nosotros y a ustedes; el que nos ha ungido, el que también nos ha marcado con su sello y ha puesto en nuestros corazones las primicias del Espíritu.

11:26 a.m.


Tus prescripciones son admirables: por eso las observo. La explicación de tu palabra ilumina y da inteligencia al ignorante. Abro mi boca y aspiro hondamente, porque anhelo tus mandamientos. Vuelve tu rostro y ten piedad de mí; es justo que lo hagas con los que aman tu Nombre. Afirma mis pasos conforme a tu palabra, para que no me domine la maldad. Que brille sobre mí la luz de tu rostro, y enséñame tus preceptos.

11:26 a.m.


Jesús dijo a sus discípulos: Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué se la volverá a salar? Ya no sirve para nada, sino para ser tirada y pisada por los hombres. Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad situada en la cima de una montaña. Y no se enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón, sino que se la pone sobre el candelero para que ilumine a todos los que están en la casa. Así debe brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ustedes, a fin de que ellos vean sus buenas obras y glorifiquen al Padre que está en el cielo.

11:26 a.m.


Como la Iglesia es toda ella misionera y la obra de la evangelización es deber fundamental del Pueblo de Dios, el Concilio invita a todos a una profunda renovación interior, a fin de que, teniendo viva conciencia de la propia responsabilidad en la difusión del Evangelio, acepten su participación en la obra misionera entre los gentiles… Todos los fieles como miembros de Cristo vivo, incorporados y asemejados a él por el bautismo, por la confirmación y por la Eucaristía, tienen el deber de cooperar a la expansión y dilatación del Cuerpo de Cristo para llevarlo cuanto antes a la plenitud (Ef 4,13). Por ello, todos los hijos de la Iglesia han de tener viva conciencia de su responsabilidad para con el mundo, fomentar en sí mismos el espíritu verdaderamente católico y consagrar sus energías a la obra de la evangelización. Sepan todos, sin embargo, que su primera y principal obligación en pro de la difusión de la fe es vivir profundamente la vida cristiana. Pues su fervor en el servicio de Dios y su caridad para con los demás aportarán nuevo aliento espiritual a toda la Iglesia, la cual aparecerá como estandarte levantado entre las naciones (Is 11,12), “luz del mundo” y “sal de la tierra”. Este testimonio de vida producirá más fácilmente su efecto si se da juntamente con otros grupos cristianos, según las normas del decreto sobre el ecumenismo.

11:26 a.m.


Pablo, Apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Timoteo, saludan a la Iglesia de Dios que reside en Corinto, junto con todos los santos que viven en la provincia de Acaya. Llegue a ustedes la gracia y la paz que proceden de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo. Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de las misericordias y Dios de todo consuelo, que nos reconforta en todas nuestras tribulaciones, para que nosotros podamos dar a los que sufren el mismo consuelo que recibimos de Dios. Porque así como participamos abundantemente de los sufrimientos de Cristo, también por medio de Cristo abunda nuestro consuelo. Si sufrimos, es para consuelo y salvación de ustedes; si somos consolados, también es para consuelo de ustedes, y esto les permite soportar con constancia los mismos sufrimientos que nosotros padecemos. Por eso, tenemos una esperanza bien fundada con respecto a ustedes, sabiendo que si comparten nuestras tribulaciones, también compartirán nuestro consuelo.

Hermanos Franciscanos

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