SANTO ROSARIO CON LETANÍAS - MIÉRCOLES Y DOMINGO - MISTERIOS GLORIOSOS

Por: H. Abraham Cortés, LC | Fuente: www.somosrc.mx
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor concédeme renovar en mi vida la convicción de mi principio y fin. Que en el experimente la fuerza y belleza del don de la vida.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 12, 32-48
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “No temas, rebañito mío, porque tu Padre ha tenido a bien darte el Reino. Vendan sus bienes y den limosnas. Consíganse unas bolsas que no se destruyan y acumulen en el cielo un tesoro que no se acaba, allá donde no llega el ladrón, ni carcome la polilla. Porque donde está su tesoro, ahí estará su corazón.
Estén listos, con la túnica puesta y las lámparas encendidas. Sean semejantes a los criados que están esperando a que su señor regrese de la boda, para abrirle en cuanto llegue y toque. Dichosos aquellos a quienes su señor, al llegar, encuentre en vela. Yo les aseguro que se recogerá la túnica, los hará sentar a la mesa y él mismo les servirá. Y si llega a medianoche o a la madrugada y los encuentra en vela, dichosos ellos.
Fíjense en esto: Si un padre de familia supiera a qué hora va a venir el ladrón, estaría vigilando y no dejaría que se le metiera por un boquete en su casa. Pues también ustedes estén preparados, porque a la hora en que menos lo piensen vendrá el Hijo del hombre”.
Entonces Pedro le preguntó a Jesús: “¿Dices esta parábola sólo por nosotros o por todos?” El Señor le respondió: “Supongan que un administrador, puesto por su amo al frente de la servidumbre, con el encargo de repartirles a su tiempo los alimentos, se porta con fidelidad y prudencia. Dichoso este siervo, si el amo, a su llegada, lo encuentra cumpliendo con su deber. Yo les aseguro que lo pondrá al frente de todo lo que tiene. Pero si este siervo piensa: ‘Mi amo tardará en llegar’ y empieza a maltratar a los criados y a las criadas, a comer, a beber y embriagarse, el día menos pensado y a la hora más inesperada, llegará su amo y lo castigará severamente y le hará correr la misma suerte que a los hombres desleales.
El servidor que, conociendo la voluntad de su amo, no haya preparado ni hecho lo que debía, recibirá muchos azotes; pero el que, sin conocerla, haya hecho algo digno de castigo, recibirá pocos.
Al que mucho se le da, se le exigirá mucho, y al que mucho se le confía, se le exigirá mucho más”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
En el Evangelio de hoy podemos palpar como Jesús nos revela y abre el amor de su Padre, de nuestro Padre. En sus palabras podemos experimentar y encontrar lo que somos para Él, como nos mira y cuanto nos ama. Quizás al leer este pasaje evangélico podemos fijar nuestra atención en la llamada que el Señor nos hace a estar preparados para el día en que seamos llamados a dar cuentas delante de Él sobre lo que hicimos y cómo actuamos en nuestra vida. De ello puede nacer un deseo o actitud a vivir en constante espera y cuidado, pero posiblemente motivado por el miedo o el temor a ese día, en que el Señor vendrá. Sin embargo, Jesús al inicio nos dice «no temas, rebañito mío, porque tu Padre ha tenido a bien darte el Reino...».
El Señor nos invita a no temer sino a confiar. Nos llama a esperar ese día con paz y sencillez. Nos invita a vivir para el cielo, porque para eso hemos sido creados. Él desea que nuestra vida aquí en la tierra sea guiada e impulsada por Él, que vivamos con y en Él. Es por ello por lo que detrás de estas palabras podemos escuchar el corazón del Señor que nos dice quiénes somos: sus hijos. Nos abre su corazón y nos revela cuanto nos ama y como desea que estemos y vivamos con Él. En sus palabras descubrimos que Él es nuestro creador.
El Señor nos invita a descubrir la belleza de lo que significa vivir como los criados que están esperando a que su Señor regrese, que nuestra vida es para ir al cielo. No como criados que esperan con temor, sino como hijos que anhelan y desean la venida de su Señor, de su Padre. Que en nuestra vida, en medio de la luz o de la oscuridad tenga siempre esta convicción.
«El Evangelio recomienda ser como los siervos que no van nunca a dormir, hasta que su jefe no ha vuelto. Este mundo exige nuestra responsabilidad y nosotros la asumimos completa y con amor. Jesús quiere que nuestra existencia sea trabajosa, que nunca bajemos la guardia, para acoger con gratitud y estupor cada nuevo día que Dios nos regala. Cada mañana es una página en blanco que el cristiano comienza a escribir con obras de bien. Nosotros hemos sido ya salvados por la redención de Jesús, pero ahora esperamos la plena manifestación de su señoría: cuando finalmente Dios sea todo en todos. Nada es más cierto en la fe de los cristianos que esta “cita”, esta cita con el Señor, cuando Él venga. Y cuando este día llegue, nosotros, los cristianos, queremos ser como aquellos siervos que pasaron la noche con los lomos ceñidos y las lámparas encendidas: es necesario estar listos para la salvación que llega, listos para el encuentro. ¿Habéis pensado, vosotros, cómo será el encuentro con Jesús, cuando Él venga? Pero, será un abrazo, una alegría enorme, ¡una gran alegría! ¡Debemos vivir a la espera de este encuentro!».
(Audiencia de S.S. Francisco, 11 de octubre de 2017).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Buscar vivir mi día de hoy como ofrecimiento al Señor y de cara a Él.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Por: H. Jorge Alberto Leaños García, LC | Fuente: www.somosrc.mx
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, en este momento quiero dejar de verme y ponerte como la luz que ilumine mi día. Así, lograré salir de una actitud egoísta para poder vivir actos de generosidad y caridad.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Juan 12, 24-26
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Yo les aseguro que si el grano de trigo sembrado en la tierra no muere, queda infecundo; pero si muere, producirá mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se pierde; el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se asegura para la vida eterna.
El que quiera servirme, que me siga, para que donde yo esté, también esté mi servidor. El que me sirve será honrado por mi Padre”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
El vivir para los demás no es fácil. El donar nuestro tiempo sigue y seguirá costando. El trabajar para otro siempre implicará renuncia de uno mismo. La invitación es morir en nuestros deseos, nuestros sueños, y comenzar a vivir para los demás.
Caridad, generosidad, entrega, estamos llamados a vivir una serie de virtudes que nos impulsan a salir de nosotros mismos, y poner al centro a los demás. Esta es la actitud de apertura y desinterés de uno mismo. Esto se puede escuchar muy bonito como meta, como ideal. Sin embargo, en la realidad, en el día a día, cuesta. La caridad es el acto más noble, más valioso y al mismo tiempo es el más exigente.
Piensa en un momento al cual esperabas con ansia, un momento que era clave para el proyecto que habías realizado con esmero y dedicación, un momento importante para ti. Si hubiese llegado un amigo que te necesita con gran urgencia ¿Cuánto te hubiese costado decir que sí? ¿Renunciarías a tus sueños y proyectos?
Y... ¿si no fuese un amigo, sino un desconocido? Es aquí el reto que tiene la fe, el ver en cada persona a un amigo, a un hermano, a Cristo mismo. Él no ha renunciado a sueños y proyectos, sino que ha renunciado a estar lejos de nosotros. Ha tomado un rostro humano, ha querido vernos no solo como Dios sino también con ojos humanos. De forma que siente como nosotros sentimos, lucha como nosotros luchamos, y renuncia a su vida, así como también podemos renunciar a la nuestra.
Por mucho que cueste la entrega, el servicio, se puede tener la certeza de que siempre dejará un sabor dulce, una sensación de felicidad, un sentimiento de haber hecho lo correcto. Cristo, por ejemplo, no sólo murió en un madero, sino que la resurrección dio al final, una gota dulce a toda la pasión. Él nos recuerda con su testimonio que hay más alegría en dar que en recibir.
«Nosotros, cristianos, creemos y sabemos que la resurrección de Cristo es la verdadera esperanza del mundo, aquella que no defrauda. Es la fuerza del grano de trigo, del amor que se humilla y se da hasta el final, y que renueva realmente el mundo. También hoy esta fuerza produce fruto en los surcos de nuestra historia, marcada por tantas injusticias y violencias. Trae frutos de esperanza y dignidad donde hay miseria y exclusión, donde hay hambre y falta trabajo, a los prófugos y refugiados —tantas veces rechazados por la cultura actual del descarte—, a las víctimas del narcotráfico, de la trata de personas y de las distintas formas de esclavitud de nuestro tiempo».
(Mensaje de S.S. Francisco, Pascua de 2018).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Intentaré ver los ojos de Cristo en todas las personas.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Por: H. Jose Torres, LC | Fuente: www.somosrc.mx
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor que abra mi corazón a tus inspiraciones, y así poder cumplir siempre tu santa voluntad.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 16, 24-28
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "El que quiera venir conmigo, que renuncie a sí mismo, que tome su cruz y me siga. Pues el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí, la encontrará. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero, si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar uno a cambio para recobrarla?
Porque el Hijo del hombre ha de venir rodeado de la gloria de su Padre, en compañía de sus ángeles, y entonces dará a cada uno lo que merecen sus obras. Yo les aseguro que algunos de los aquí presentes no morirán, sin haber visto primero llegar al Hijo del hombre como rey".
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Estas palabras de Jesús nos invitan preguntarnos qué tan desprendidos somos de nuestros criterios para dejar que el Espíritu hable en nuestros corazones, y cuan dócil soy en sus manos para dejarme modelar por Él.
Cargar con nuestra cruz y seguir a Cristo es esa nuestra misión, nada simple pero tampoco imposible, Dios jamás pedirá cargar una cruz que nosotros no podamos cargar. Hoy es un buen momento para contemplar la cruz y ver como Cristo desde el patíbulo nos bendice, con sus brazos extendidos sobre el madero, con ademan de sacerdote eterno. Contemplemos sus llagas donde brota la gracia y la misericordia.
«Porque el Hijo del hombre vendrá entre sus ángeles» la fuerza de nuestros días se funda en la esperanza de una vida eterna, de una vida colmada de misericordia de amor, y es eso lo que nos tiene que motivar a vivir todos los días, con el corazón puesto en Cristo, buscando trasformar mis actividades de la vida ordinaria en extraordinarias.
Lo maravilloso de nuestras actividades es que podemos hacerlas no como las hace el mundo, sino como las haría Jesús en sus años de vida oculta. Pensemos en María santísima, como sería su trabajo en casa de Nazaret, cuanto amor pondría en todo lo que hace sabiendo que servía al Rey de reyes, cuantos detalles tendría para con su prójimo, con sus vecinos, parientes, etc, pidamos a nuestra madre del cielo que nos ayude a ser siervos humildes, que aprendamos a servir a nuestro Padre del cielo como lo hizo ella porque «La santidad "grande" está en cumplir los "deberes pequeños" de cada instante».
«No se trata de una cruz ornamental, o ideológica, sino es la cruz de la vida, es la cruz del propio deber, la cruz del sacrificarse por los demás con amor, por los padres, por los hijos, por la familia, por los amigos, también por los enemigos; la cruz de la disponibilidad a ser solidario con los pobres, a comprometerse por la justicia y la paz».
(Ángelus de S.S. Francisco, 19 de junio de 2016).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
En cualquier momento del día, rezar un ave María, pidiendo que mi alma este siempre cerca de Dios.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Por: H. José Romero, LC | Fuente: www.somosrc.mx
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor ayúdame a verte a mi lado.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 16, 13-23
En aquel tiempo, cuando llegó Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: “¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?” Ellos le respondieron: “Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros que Elías; otros, que Jeremías o alguno de los profetas”.
Luego les preguntó: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?” Simón Pedro tomó la palabra y le dijo: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”.
Jesús le dijo entonces: “¡Dichoso tú, Simón, hijo de Juan, porque esto no te lo ha revelado ningún hombre, sino mi Padre, que está en los cielos! Y yo te digo a ti que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Los poderes del infierno no prevalecerán sobre ella. Yo te daré las llaves del Reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo”. Y les ordenó a sus discípulos que no dijeran a nadie que él era el Mesías.
A partir de entonces, comenzó Jesús a anunciar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén para padecer allí mucho de parte de los ancianos, de los sumos sacerdotes y de los escribas; que tenía que ser condenado a muerte y resucitar al tercer día.
Pedro se lo llevó aparte y trató de disuadirlo, diciéndole: “No lo permita Dios, Señor. Eso no te puede suceder a ti”. Pero Jesús se volvió a Pedro y le dijo: “¡Apártate de mí, Satanás, y no intentes hacerme tropezar en mi camino, porque tu modo de pensar no es el de Dios, sino el de los hombres!”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Algunas personas me han preguntado si soy feliz, para algunos no es entendible ser religioso y al mismo tiempo ser feliz, ¿qué hay de felicidad en ser religioso? ¿Qué hay de alegría en ser cristiano? El Evangelio nos da un primer paso para responder estas preguntas.
Conocer a la persona que te ama es la mayor dicha que le puede ocurrir a un hombre o a una mujer, vivir el amor es la dicha que todos buscamos. En mi caso, y en la de todos los cristianos, la persona que nos ama de manera incondicional es Dios, nuestro Padre y nuestra dicha radica en que sabemos que Jesús es Dios, que Jesús es esa persona que todos deberíamos buscar.
La mayor dicha de todo cristiano es conocer que Jesús es la persona que nos ama, que es Dios. Pero no basta reconocerlo. Después de que san Pedro responde, Jesús lo nombra la piedra sobre la que edificará su Iglesia, ahora por amor le tocará corresponder al amor de Cristo.
Un cristiano es feliz, yo soy feliz, porque conociendo la persona de Cristo se a quién debo amar. Soy feliz porque he encontrado a la persona que amo, he encontrado a mi Dios y vivo el amor con Él.
Sabemos que muchos de nosotros sabemos que Jesús es Dios, que es la persona que nos ama, somos dichosos porque es el primer paso para corresponder al mayor amor de mi vida, el primer paso para vivir cada día el amor. ¿Tú que esperas para vivirlo?
«Contemplar la vida de Pedro y su confesión, es también aprender a conocer las tentaciones que acompañarán la vida del discípulo. Como Pedro, como Iglesia, estaremos siempre tentados por esos “secreteos” del maligno que serán piedra de tropiezo para la misión. Y digo “secreteos” porque el demonio seduce a escondidas, procurando que no se conozca su intención, […] Contemplar y seguir a Cristo exige dejar que el corazón se abra al Padre y a todos aquellos con los que él mismo se quiso identificar, y esto con la certeza de saber que no abandona a su pueblo. Queridos hermanos, sigue latiendo en millones de rostros la pregunta: “¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?”. Confesemos con nuestros labios y con nuestro corazón: “Jesucristo es Señor”. Este es nuestro cantus firmus que todos los días estamos invitados a entonar. Con la sencillez, la certeza y la alegría de saber que “la Iglesia resplandece no con luz propia, sino con la de Cristo. Recibe su esplendor del Sol de justicia, para poder decir luego: ´Vivo, pero no soy yo el que vive, es Cristo quien vive en mí”»
(Homilía de S.S. Francisco, 29 de junio de 2018).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Buscar vivir como un cristiano alegre, vivir amando, al estilo de Cristo.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.