Ártículos Más Recientes

11:01 a.m.


Santiago, servidor de Dios y del Señor Jesucristo, saluda a las doce tribus de la Dispersión. Hermanos, alégrense profundamente cuando se vean sometidos a cualquier clase de pruebas, sabiendo que la fe, al ser probada, produce la paciencia. Y la paciencia debe ir acompañada de obras perfectas, a fin de que ustedes lleguen a la perfección y a la madurez, sin que les falte nada. Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, que la pida a Dios, y la recibirá, porque él la da a todos generosamente, sin exigir nada en cambio. Pero que pida con fe, sin vacilar, porque el que vacila se parece a las olas del mar levantadas y agitadas por el viento. El que es así no espere recibir nada del Señor, ya que es un hombre interiormente dividido e inconstante en su manera de proceder. Que el hermano de condición humilde se gloríe cuando es exaltado, y el rico se alegre cuando es humillado, porque pasará como una flor del campo: apenas sale el sol y calienta con fuerza, la hierba se seca, su flor se marchita y desaparece su hermosura. Lo mismo sucederá con el rico en sus empresas.

11:01 a.m.


Antes de ser afligido, estaba descarriado; pero ahora cumplo tu palabra. Tú eres bueno y haces el bien: enséñame tus mandamientos. Me hizo bien sufrir la humillación, porque así aprendí tus preceptos. Para mí vale más la ley de tus labios que todo el oro y la plata. Yo sé que tus juicios son justos, Señor, y que me has humillado con razón. Que tu misericordia me consuele, de acuerdo con la promesa que me hiciste.

11:01 a.m.


El Espíritu Santo nos dice: No dejéis que vuestro espíritu sucumba a la tentación ni a la tristeza porque el gozo del corazón es la vida del alma. La tristeza no sirve para nada y causa nuestra muerte espiritual. Sucede a veces que las tinieblas de la prueba abaten el cielo de vuestra alma, pero ¡ellas son luz! Es gracias a ellas que creéis aun en la oscuridad; el espíritu se siente perdido, teme no ver ya nunca más, de no comprender ya nunca más. Pero ese es el momento en que el Señor habla y se hace presente al alma; y ésta escucha, comprende y ama en el temor de Dios. Para "ver" a Dios, no esperéis llegar al Tabor (Mt 17,1) siendo así que lo contempláis ya en el Sinaí (Ex 24,18). Progresad con el gozo de un corazón sincero y totalmente abierto. Y si no os es posible conservar esta alegría, cuando menos no perdáis la valentía y mantened toda vuestra confianza en Dios.

Hermanos Franciscanos

Formulario de contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *

Con tecnología de Blogger.