Ártículos Más Recientes

11:44 a.m.
David dijo a Saúl: "No hay que desanimarse a causa de ese; tu servidor irá a luchar contra el filisteo". Pero Saúl respondió a David: "Tú no puedes batirte con ese filisteo, porque no eres más que un muchacho, y él es un hombre de guerra desde su juventud". Y David añadió: "El Señor, que me ha librado de las garras del león y del oso, también me librará de la mano de ese filisteo". Entonces Saúl dijo a David: "Ve, y que el Señor esté contigo". Luego tomó en la mano su bastón, eligió en el torrente cinco piedras bien lisas, las puso en su bolsa de pastor, en la mochila, y con la honda en la mano avanzó hacia el filisteo. El filisteo se fue acercando poco a poco a David, precedido de su escudero. Y al fijar sus ojos en David, el filisteo lo despreció, porque vio que era apenas un muchacho, de tez clara y de buena presencia. Entonces dijo a David: "¿Soy yo un perro para que vengas a mí armado de palos?". Y maldijo a David invocando a sus dioses. Luego le dijo: "Ven aquí, y daré tu carne a los pájaros del cielo y a los animales del campo". David replicó al filisteo: "Tú avanzas contra mí armado de espada, lanza y jabalina, pero yo voy hacia ti en el nombre del Señor de los ejércitos, el Dios de las huestes de Israel, a quien tú has desafiado. Hoy mismo el Señor te entregará en mis manos; yo te derrotaré, te cortaré la cabeza, y daré tu cadáver y los cadáveres del ejército filisteo a los pájaros del cielo y a los animales del campo. Así toda la tierra sabrá que hay un Dios para Israel. Y toda esta asamblea reconocerá que el Señor da la victoria sin espada ni lanza. Porque esta es una guerra del Señor, y él los entregará en nuestras manos". Cuando el filisteo se puso en movimiento y se acercó cada vez más para enfrentar a David, este enfiló velozmente en dirección al filisteo. En seguida metió la mano en su bolsa, sacó de ella una piedra y la arrojó con la honda, hiriendo al filisteo en la frente. La piedra se le clavó en la frente, y él cayó de bruces contra el suelo. Así venció David al filisteo con la honda y una piedra; le asestó un golpe mortal, sin tener una espada en su mano. David fue corriendo y se paró junto al filisteo; le agarró la espada, se la sacó de la vaina y lo mató, cortándole la cabeza. Al ver que su héroe estaba muerto, los filisteos huyeron.

11:44 a.m.
Bendito sea el Señor, mi Roca, el que adiestra mis brazos para el combate y mis manos para la lucha. El es mi bienhechor y mi fortaleza, mi baluarte y mi libertador; él es el escudo con que me resguardo, y el que somete los pueblos a mis pies. Dios mío, yo quiero cantarte un canto nuevo y tocar para ti con el arpa de diez cuerdas, porque tú das la victoria a los reyes y libras a David, tu servidor.

11:44 a.m.
Jesús entró nuevamente en una sinagoga, y había allí un hombre que tenía una mano paralizada. Los fariseos observaban atentamente a Jesús para ver si lo curaba en sábado, con el fin de acusarlo. Jesús dijo al hombre de la mano paralizada: "Ven y colócate aquí delante". Y les dijo: "¿Está permitido en sábado hacer el bien o el mal, salvar una vida o perderla?". Pero ellos callaron. Entonces, dirigiendo sobre ellos una mirada llena de indignación y apenado por la dureza de sus corazones, dijo al hombre: "Extiende tu mano". El la extendió y su mano quedó curada. Los fariseos salieron y se confabularon con los herodianos para buscar la forma de acabar con él.

11:44 a.m.
Dios ¿trabaja en día de sábado? Ciertamente que sí, porque si no fuera así el cielo desparecería, la luz del sol se apagaría, la tierra perdería consistencia, faltaría vigor a todos los frutos y se acabaría la vida. De hecho, no hay ninguna tregua; tanto el sábado como durante los otros seis días, los elementos del universo siguen cumpliendo su función. Es a través de ellos que el Padre actúa en todo momento, pero lo hace en el Hijo nacido de Él y por quien todo se ha hecho... Por el Hijo se prosigue la acción del Padre en día de sábado. Y, por consiguiente, en Dios no hay descanso puesto que ningún día cesa la obra de Dios.     Así es la acción de Dios. Pero ¿en qué consiste su descanso? La obra de Dios es la obra de Cristo. El descanso de Dios, es Dios, es Cristo, porque todo lo que pertenece a Dios está realmente en Cristo hasta el punto que el mismo Padre  descansa en él.

12:31 a.m.
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                  “Verbum Spei”     
           “Palabra de Esperanza” 
     verbumspei.wordpress.com
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2° Martes Tiempo Ordinario
El Evangelio de hoy 
Marcos 2, 23-28

Un sábado, Jesús iba caminando entre los sembrados, y sus discípulos comenzaron a arrancar espigas al pasar. Entonces los fariseos le preguntaron: “¿Por qué hacen tus discípulos algo que no está permitido hacer en sábado?”
Él les respondió: “¿No han leído acaso lo que hizo David una vez que tuvo necesidad y padecían hambre él y sus compañeros? Entró en la casa de Dios, en tiempos del sumo sacerdote Abiatar, comió de los panes sagrados, que sólo podían comer los sacerdotes, y les dio también a sus compañeros”.
Luego añadió Jesús: “El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado. Y el Hijo del hombre también es dueño del sábado”.

Reflexión:
La verdad, a los fariseos no les importaba transgredir la ley, sin embargo, la sabían usar muy bien para su propio beneficio, habían olvidado que la ley nunca puede ser más importante que la caridad. 
Siguiendo este principio, el último canon del Derecho Canónico que rige a la Iglesia latina, reza así: “la salvación de las almas es la ley suprema de la Iglesia” (CDC. 1752). No podemos vivir sin leyes, pues nos ayudan a normar y a dirigir nuestras vidas. Desde nuestros hogares, hasta las últimas instituciones las leyes son necesarias. Sin embargo, quienes están encargados de la aplicación de éstas, deben tener siempre en cuenta el “espíritu” que las han inspirado y que, en última instancia, es el bien de los individuos y de la comunidad. 
Aquellos a los que Dios nos ha puesto al cuidado de la observancia de la ley (padres, administradores, gobernantes) debemos tener siempre cuidado de no usarla para beneficio particular sino para el bien de los hermanos. 

Oración:
Señor Jesús, tú que has puesto en mi corazón a tu Santo Espíritu para guiarme y fortalecerme, hazme consciente de esta realidad, para que, animado con tu gracia, pueda yo descubrir y realizar la misión que me has encomendado. Amén.

Acción:
En oración le diré al Señor: “habla, que tu siervo escucha”, y pediré la asistencia del Espíritu Santo en todo momento , para que pueda yo comunicarlo a los que me rodean.
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            “Nuntium Verbi Dei  
“Mensaje de la palabra de Dios”
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Hermanos Franciscanos

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