Ártículos Más Recientes

11:21 a.m.
Después que comieron y bebieron en Silo, Ana se levantó. Mientras tanto, el sacerdote Elí estaba sentado en su silla a la puerta del Templo del Señor. Entonces Ana, con el alma llena de amargura, oró al Señor y lloró desconsoladamente. Luego hizo este voto: "Señor de los ejércitos, si miras la miseria de tu servidora y te acuerdas de mí, si no te olvidas de tu servidora y le das un hijo varón, yo lo entregaré al Señor para toda su vida, y la navaja no pasará por su cabeza". Mientras ella prolongaba su oración delante del Señor, Elí miraba atentamente su boca. Ana oraba en silencio; sólo se movían sus labios, pero no se oía su voz. Elí pensó que estaba ebria, y le dijo: "¿Hasta cuándo te va a durar la borrachera? ¡Ve a que se te pase el efecto del vino!". Ana respondió: "No, mi señor; yo soy una mujer que sufre mucho. No he bebido vino ni nada que pueda embriagar; sólo me estaba desahogando delante del Señor. No tomes a tu servidora por una mujer cualquiera; si he estado hablando hasta ahora, ha sido por el exceso de mi congoja y mi dolor". "Vete en paz, le respondió Elí, y que el Dios de Israel te conceda lo que tanto le has pedido". Ana le dijo entonces: "¡Que tu servidora pueda gozar siempre de tu favor!". Luego la mujer se fue por su camino, comió algo y cambió de semblante. A la mañana siguiente, se levantaron bien temprano y se postraron delante del Señor; luego regresaron a su casa en Ramá. Elcaná se unió a su esposa Ana, y el Señor se acordó de ella. Ana concibió, y a su debido tiempo dio a luz un hijo, al que puso el nombre de Samuel, diciendo: "Se lo he pedido al Señor".

11:21 a.m.
Mi corazón se regocija en el Señor, tengo la frente erguida gracias a mi Dios. Mi boca se ríe de mis enemigos, porque tu salvación me ha llenado de alegría. El arco de los valientes se ha quebrado, y los vacilantes se ciñen de vigor; los satisfechos se contratan por un pedazo de pan, y los hambrientos dejan de fatigarse; la mujer estéril da a luz siete veces, y la madre de muchos hijos se marchita. El Señor da la muerte y la vida, hunde en el Abismo y levanta de él. El Señor da la pobreza y la riqueza, humilla y también enaltece. El levanta del polvo al desvalido y alza al pobre de la miseria, para hacerlos sentar con los príncipes y darles en herencia un trono de gloria; porque del Señor son las columnas de la tierra y sobre ellas afianzó el mundo.

11:21 a.m.
Entraron en Cafarnaún, y cuando llegó el sábado, Jesús fue a la sinagoga y comenzó a enseñar. Todos estaban asombrados de su enseñanza, porque les enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas. Y había en la sinagoga un hombre poseído de un espíritu impuro, que comenzó a gritar: "¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido para acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios". Pero Jesús lo increpó, diciendo: "Cállate y sal de este hombre". El espíritu impuro lo sacudió violentamente y, dando un gran alarido, salió de ese hombre. Todos quedaron asombrados y se preguntaban unos a otros: "¿Qué es esto? ¡Enseña de una manera nueva, llena de autoridad; da órdenes a los espíritus impuros, y estos le obedecen!". Y su fama se extendió rápidamente por todas partes, en toda la región de Galilea.

11:21 a.m.
“Estaba precisamente en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo”. Este espíritu no podía soportar la presencia del Señor; se trataba de ese espíritu impuro que había llevado a todos los hombres a la idolatría… “¿Qué acuerdo había entre Cristo y Satán?” (2C 6,15); Cristo y Satán no podían estar de acuerdo el uno con el otro. “Se puso a gritar: ¿Qué quieres de nosotros?” El que así se exclama es un individuo que habla en nombre de muchas personas; eso da a entender que tiene conciencia de ser vencido él y los suyos. “Se puso a gritar: ‘¿Qué quieres de nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios’”. Atormentado y a pesar de la intensidad de los sufrimientos que le hacen gritar, no ha abandonado su hipocresía. Esconde el decir la verdad, el sufrimiento le aprieta, pero la malicia le impide decir toda la verdad: “¿Qué quieres de nosotros, Jesús de Nazaret?” ¿Por qué no reconoces al Hijo de Dios? ¿Es este hijo de Nazaret el que te tortura, y no el Hijo de Dios?... ¿Acaso Moisés no era un santo de Dios? E Isaías y Jeremías, ¿no eran santos de Dios?... ¿Por qué no les has dicho: “Sé quién eres, santo de Dios”?... No digas “Santo de Dios” sino “Dios Santo”. Te imaginas que sabes, y no sabes nada; o bien si lo sabes, te callas por esa misma doblez. Porque no es solamente el Santo de Dios, sino Dios Santo.

1:10 a.m.
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                  “Verbum Spei”     
           “Palabra de Esperanza” 
     verbumspei.wordpress.com
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1° Lunes Tiempo Ordinario
El Evangelio de hoy 
Marcos 1, 14-20

Después de que arrestaron a Juan el Bautista, Jesús se fue a Galilea para predicar el Evangelio de Dios, y decía: «Se ha cumplido el tiempo y el Reino de Dios ya está cerca. Arrepiéntanse y crean en el Evangelio».
Caminaba Jesús por la orilla del lago de Galilea, cuando vio a Simón y a su hermano Andrés, echando las redes en el lago, pues eran pescadores. Jesús les dijo: «Síganme y haré de ustedes pescadores de hombres». Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Un poco más adelante, vio a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, que estaban en una barca remendando sus redes. Los llamó, y ellos, dejando en la barca a su padre con los trabajadores, se fueron con Jesús.

Reflexión:
Una de las actitudes que han hecho que el cristianismo no haya llegado todavía a todos los corazones, como es el deseo de Dios, es la indecisión en el seguimiento del Señor. Todos estamos muy ocupados con nuestras cosas y nuestros pensamientos. 
Y la verdad, lo que hacemos es importante, sin embargo, cuando el Señor nos llama no hay lugar para las demoras, ni para las excusas. Y este llamado no es sólo al seguimiento apostólico, como sería el caso de los sacerdotes, religiosos o religiosas, sino que es un llamado general para vivir con «prontitud» el mensaje del Evangelio: ¡Ven y sígueme! Será el mismo llamado para todos, apóstoles y laicos.
A la voz del Maestro hay que dejarlo todo y ponerse en camino con él. Pedro, Andrés, Santiago y Juan dejaron «de inmediato» lo que estaban haciendo; y nosotros, ¿cuándo? 
(Evangelización Activa).

Oración:
Señor Jesús, te damos gracias porque constantemente muestras tu amor y poder en nuestra vida diaria, te pedimos que nos ayudes a estar abiertos a tu palabra para hacer siempre tu voluntad y agradarte en nuestro diario vivir, del mismo modo que tú intervienes en todo momento para mostrarnos tu infinito amor. Amén.

Acción:
Dedicaré un momento durante esta noche para descubrir todos los dones que Dios me ha dado y elevaré una sincera acción de gracias.
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            “Nuntium Verbi Dei  
“Mensaje de la palabra de Dios”
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Hermanos Franciscanos

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