
¿Quieres conocer la fe de esta mujer? Considera, pues, el momento de su petición...La cruz estaba cercana , la pasión inminente, la muchedumbre de los enemigos a punto. El Maestro habla de su muerte, los discípulos se inquietan: antes de la pasión se estremecen al oír hablar de ella. Lo que escuchan los espanta y quedan turbados. En este momento, esta madre se distancia del grupo de los apóstoles y pide el Reino y un trono para sus hijos. ¿Qué dices, mujer? ¿Oyes hablar de la cruz y pides un trono? Se trata de la pasión y tú deseas el Reino. Abandonas a los discípulos a sus miedos y temores. Pero ¿de dónde te puede venir este deseo de dignidades? ¿Qué es lo que te lleva a pedir un reino para tus hijos, después de todo lo que acabas de escuchar?... --Yo veo, dice ella, la pasión, pero preveo también la resurrección. Veo alzada la cruz y contemplo el cielo abierto. Miro los clavos, pero también veo el trono... He oído al Señor decir: “Os sentaréis en doce tronos” (Mt 19,28) Veo el porvenir con los ojos de la fe. Esta mujer se adelanta, me parece a mí, a las palabras del ladrón. El, en la cruz, pronuncia esta oración: “Acuérdate de mí, cuando llegues a tu Reino.” (Lc 23,42) Antes de la cruz, ha hecho del Reino el objeto de su súplica...¡Deseo grande, perdido en el futuro! Lo que el tiempo escondía lo veía la fe.
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