
ORACIÓN EN TIEMPOS DE SOLEDAD Jesús, Amigo mío, hoy me encuentro solo. Y este sentimiento me carcome por dentro. Tú no quisiste la soledad, no era parte de tu plan. Pero el pecado nos aisló de ti y de los demás. Estar solo no es la ausencia de alguien a mi lado, sino no el no tener a nadie con quien sentirse plenamente acogido y comprendido. No deseo simplemente compañía, sino comunión, esa comunión que perdimos por el pecado y que recuperaremos sólo si nos abrimos a tu redención. Dame, Amigo, la certeza de saber que esa unión la tengo ya contigo, que ese amor incondicional que tanto deseo, lo tendré sólo aquí, dentro de tu Corazón. Y es que sé que sólo teniéndote a ti primero, es que puedo también amar y ser amado por los demás. En el fondo, este sentimiento me grita que estoy hecho para el cielo, y que allá jamás lo volveré a experimentar, porque viviré contigo y con mis hermanos en una plena y total comunión de amor, donde no me hará falta ya nada ni nadie. Por eso, querido Amigo, hoy te ofrezco mi soledad como un pequeño sacrificio para seguir preparando ese abrazo eterno, donde quiero vivir contigo por los siglos de los siglos. Amén.
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