La Muerte del Justo es el Término de sus Penas y Trabajos - Preparación para la Muerte 8

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Y en verdad, la muerte es término de penas y trabajos. El hombre nacido de mujer, vive corto tiempo y está colmado de muchas miserias (Job 14, 1). Así es nuestra vida tan breve como llena de miserias, enfermedades, temores y pasiones. Los mundanos, deseosos de larga vida —dice Séneca —, ¿qué otra cosa buscan sino más prolongado tormento? Seguir viviendo— exclama San Agustín —es seguir padeciendo. Porque —como dice San Ambrosio— la vida presente no nos ha sido dada para reposar, sino para trabajar, y con los trabajos merecer la vida eterna; por lo cual, con razón afirma Tertuliano que, cuando Dios abrevia la vida de alguno, acorta su tormento. De suene que, aunque la muerte fue impuesta al hombre por castigo del pecado, son tantas y tales las miserias de esta vida, que —como dice San Ambrosio— más parece alivio al morir que no castigo. Dios llama bienaventurados a los que mueren en gracia, porque se les acaban los trabajos y comienzan a descansar. «Bienaventurados los muertos que mueren en el Señor.» «Desde hoy —dice el Espíritu Santo (Apocalipsis 14, 13)— que descansen de sus trabajos.»


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