Pero el Señor reina para siempre y establece su trono para el juicio. él gobierna al mundo con justicia y juzga con rectitud a las naciones. El Señor es un baluarte para el oprimido, un baluarte en los momentos de peligro. ¡Confíen en ti los que veneran tu Nombre, porque tú no abandonas a los que te buscan! Canten al Señor, que reina en Sión, proclamen entre los pueblos sus proezas. Porque él pide cuenta de la sangre, se acuerda de los pobres y no olvida su clamor.
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