¡Bendice al Señor, alma mía! ¡Eres muy grande, oh Señor, mi Dios, vestido de gloria y majestad, ¡Señor, qué numerosas son tus obras! Todas las has hecho con sabiduría, de tus criaturas la tierra está repleta! Si escondes tu cara, quedan anonadados, recoges su espíritu, expiran y retornan a su polvo. Si les quitas el aliento, expiran y vuelven al polvo. Si envías tu aliento, son creados, y renuevas la superficie de la tierra. ¡Gloria al Señor para siempre, alégrese el Señor por sus obras! que mi canto le sea agradable, y yo me alegraré en el Señor.
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