Sé para mí una roca de refugio, una ciudad fortificada en que me salve, pues tú eres mi roca, mi fortaleza. Líbrame, oh Dios, de la mano del impío, de las garras del malvado y del violento, pues tú eres, Señor, mi esperanza, y en ti he confiado desde mi juventud. En ti me apoyé desde mis primeros pasos, tú me atrajiste desde el seno de mi madre, y para ti va siempre mi alabanza. Ahondaré las hazañas del Señor, recordaré tu justicia que es sólo tuya. Oh Dios, me has enseñado desde joven, y hasta ahora anuncié tus maravillas; December 17, 2013 at 05:00PM
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