Tú que habitas al amparo del Altísimo y resides a la sombra del Omnipotente, dile al Señor: «Mi amparo, mi refugio, mi Dios, en quien yo pongo mi confianza». El te librará del lazo del cazador y del azote de la desgracia; te cubrirá con sus plumas y hallarás bajo sus alas un refugio. No temerás los miedos de la noche ni la flecha disparada de día, ni la peste que avanza en las tinieblas, ni la plaga que azota a pleno sol. La desgracia no te alcanzará ni la plaga se acercará a tu tienda: pues a los ángeles les ha ordenado que te escolten en todos tus caminos. September 30, 2013 at 05:00PM
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