Escucha la voz de mi plegaria cuando a ti grito y elevo mis manos hacia tu Templo santo. El Señor es mi fuerza y mi escudo, mi corazón confiaba en él, y me socorrió; por eso mi corazón se alegra y le canto agradecido. El Señor es la fuerza de su pueblo, un refugio seguro para su ungido. ¡Salva a tu pueblo y bendice a los tuyos; pastoréalos y llévalos por siempre! September 14, 2013 at 05:00PM
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