[…] Guárdame, oh Dios, pues me refugio en ti. Yo le he dicho: «Tú eres mi Señor, no hay dicha para mí fuera de ti. El Señor es la herencia que me toca y mi buena suerte: ¡guárdame mi parte! Yo bendigo al Señor que me aconseja, hasta de noche me instruye mi conciencia. Ante mí tengo siempre al Señor, porque está a mi derecha jamás vacilaré. Me enseñarás la senda de la vida, gozos y plenitud en tu presencia, delicias para siempre a tu derecha. August 15, 2013 at 05:00PM
Publicar un comentario