Ártículos Más Recientes

11:51 p.m.


En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

¡Jesús mío, es este domingo, me pongo en tu presencia! Déjame verte con los lentes de la fe en este tiempo de oración. Déjame sentir tu presencia y tu amor. En este momento te quiero abrir mi corazón, herido como el tuyo, para que Tú lo llenes completamente...Padre nuestro.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 20, 1-16

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: “El Reino de los cielos es semejante a un propietario que, al amanecer, salió a contratar trabajadores para su viña. Después de quedar con ellos en pagarles un denario por día, los mandó a su viña. Salió otra vez a media mañana, vio a unos que estaban ociosos en la plaza y les dijo: ‘Vayan también ustedes a mi viña y les pagaré lo que sea justo’. Salió de nuevo a medio día y a media tarde e hizo lo mismo.

Por último salió también al caer la tarde y encontró todavía otros que estaban en la plaza y les dijo: ‘¿Por qué han estado aquí todo el día sin trabajar?’ Ellos le respondieron: ‘Porque nadie nos ha contratado’. Él les dijo: ‘Vayan también ustedes a mi viña’.

Al atardecer, el dueño de la viña le dijo a su administrador: ‘Llama a los trabajadores y págales su jornal, comenzando por los últimos hasta que llegues a los primeros’. Se acercaron, pues, los que habían llegado al caer la tarde y recibieron un denario cada uno.

Cuando les llegó su turno a los primeros, creyeron que recibirían más; pero también ellos recibieron un denario cada uno. Al recibirlo, comenzaron a reclamarle al propietario, diciéndole: ‘Esos que llegaron al último sólo trabajaron una hora, y sin embargo, les pagas lo mismo que a nosotros, que soportamos el peso del día y del calor’.

Pero él respondió a uno de ellos: ‘Amigo, yo no te hago ninguna injusticia. ¿Acaso no quedamos en que te pagaría un denario? Toma, pues, lo tuyo y vete. Yo quiero darle al que llegó al último lo mismo que a ti. ¿Qué no puedo hacer con lo mío lo que yo quiero? ¿O vas a tenerme rencor porque yo soy bueno?’

De igual manera, los últimos serán los primeros, y los primeros, los últimos”.

Palabra del Señor.


Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

No sé cuántas veces se habla en el Evangelio sobre el Reino de los cielos, pero vaya que se menciona muchas veces. Suena algo interesante porque parece que hay perlas finas, mar, viñedos, tesoros, granos de mostaza y campos para sembrar...¡No suena mal! ¿Pero quién es el rey del Reino de los cielos? ¿Acaso tiene un trono y una corona? ¿Dónde está el Reino de los cielos?

Efectivamente, todo reino necesita un rey... y el rey del Reino de los cielos es Cristo.

Todo rey necesita un trono... y el trono de Jesús es la cruz.

Todo rey tiene una corona... y la corona de Jesús está hecha de espinas.

Todo reino necesita un territorio... y el lugar donde Jesús es rey es el corazón de cada miembro de la Iglesia.

El Evangelio de hoy nos ayuda a saber un poco más del Reino de los cielos...¡Todos ganan el premio mayor! No importa si alguno llega un poco después, como en los maratones. El objetivo es llegar a la meta: el Cielo. ¿Y tú, quieres llegar a la meta? ¿Quieres llegar al cielo? ¡No tengas miedo, abre las puertas a Cristo de par en par! Deja que Él reine en tu corazón. Ponlo a Él en primer lugar. Que todo gire en torno a Cristo: tu familia, tus amigos, tus estudios, tu trabajo. Y verás que el Reino de los cielos se hace presente ya desde ahora en tu vida.

«Encontramos la parábola de los trabajadores llamados jornaleros, que Jesús cuenta para comunicar dos aspectos del Reino de Dios: el primero, que Dios quiere llamar a todos a trabajar para su Reino; el segundo, que al final quiere dar a todos la misma recompensa, es decir, la salvación, la vida eterna.[…] Jesús quiere hacernos contemplar la mirada de aquel jefe: la mirada con la que ve a cada uno de los obreros en espera de trabajo y les llama a ir a su viña. Es una mirada llena de atención, de benevolencia; es una mirada que llama, que invita a levantarse, a ponerse en marcha, porque quiere la vida para cada uno de nosotros, quiere una vida plena, ocupada, salvada del vacío y de la inercia. Dios que no excluye a ninguno y quiere que cada uno alcance su plenitud. Que María Santísima nos ayude a acoger en nuestra vida la lógica del amor, que nos libera de la presunción de merecer la recompensa de Dios y del juicio negativo sobre los demás ».
(Ángelus de S.S. Francisco, 24 de septiembre de 2017).


Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Dedicaré un poco de tiempo a alguna persona que sé que necesita un poco de amor y así compartiré la alegría y la belleza del Reino de los cielos que he experimentado en mi corazón.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

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11:10 p.m. ,


Suscríbete a nuestro canal 👉 http://bit.ly/SuscribeteTeleVID 👈 El Padre Fray Jorge Mario Naranjo comparte con nosotros el #EvangelioDeHoy Domingo 20 de Septiembre de 2020, Mateo Capítulo 20 Versículos 1 al 16. Conéctate con la #LectioDivina 📖 http://bit.ly/EvangelioDeHoy Lectura del Santo Evangelio Según San Mateo (20,1-16): En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «El Reino de los Cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña. Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo, y les dijo: "Id también vosotros a mi viña, y os pagaré lo debido." Ellos fueron. Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde e hizo lo mismo. Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo: "¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?" Le respondieron: "Nadie nos ha contratado." Él les dijo: "Id también vosotros a mi viña." Cuando oscureció, el dueño de la viña dijo al capataz: "Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros." Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno. Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Entonces se pusieron a protestar contra el amo: "Estos últimos han trabajado sólo una hora, y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno." Él replicó a uno de ellos: "Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?" Así, los últimos serán los primeros y los primeros los últimos.» #PalabraDelSeñor Eucaristía de hoy: 👉 http://bit.ly/SantaMisaTeleVID 👈 Santo rosario: 👉 http://bit.ly/SantoRosarioCatolico 👈 Un Nuevo Despertar: 👉 http://bit.ly/UnNuevoDespertarTeleVID 👈 Síguenos y haz parte de nuestro canal: Facebook: https://www.facebook.com/televid.tv Twitter: https://twitter.com/Canaltelevid Página web: http://www.televid.tv/ Haz tus donaciones en: http://televid.tv/donar




BREVE RESUMEN DEL TEMA 8 El telón de fondo de la fase de preparación a la confrontación es la predicación de los profetas sobre el Día de Yahveh. Se trata del gran juicio, y por eso conviene delinear el sentido de la justicia en la Biblia. Una palabra que ayuda a acercarnos al concepto semita de justicia es el verbo "ajustar." Hacer justicia, que también se traduce por ajusticiar, justificar, e incluso "vengarse," es ante todo "ajustar" o reajustar las cosas para que no se aparten del plan de Dios. Ser "justificado" o recibir la "justificación" es entonces devolver los pasos del pecado y retornar a la casa del Padre, "a paz y salvo" con Él. El mundo se ha "desajustado" por el pecado. El reloj que marca el día del "ajuste" y de la "justicia" no es externo al actuar humano, sino que debe entenderse la "ira" de Dios como fruto de las consecuencias objetivas de los pecados humanos. Ni Dios ni la historia humana están sujetos a fechas predeterminadas, sino que el ejercicio de la libertad produce distintos frutos y acumula distintos efectos. Y, sin embargo, sabemos con certeza que sí habrá confrontación, en razón de aquello que dijo Cristo, y que se aplica a lo bueno y a lo malo: "al que tiene se le dará; al que no tiene se le quitará." Unos bienes atraen otros, y unos pecados a otros, de modo que es inevitable el crecimiento del trigo tanto como de la cizaña. En Apocalipsis 4 está una visión del trono de Dios, que coincide en muchos elementos con el estilo de Ezequiel. 24 ancianos, representantes de lo más venerable del antiguo y del nuevo Israel, adoran sin cesar a Dios, haciendo eco a los ángeles (en figura de toro, león, hombre y águila) que representan el dominio universal del Creador. ¿Cómo entender la eternidad? La eternidad, propia del Cielo de Dios, no cabe en nuestra imaginación; pero hay tres figuras usuales para describir a qué puede parecerse: el punto, la flecha y el ciclo. El punto representa el asombro, y nos habla del éxtasis; la flecha representa la intensidad infinita; el ciclo habla de la estabilidad y duración. En Apocalipsis 5 aparece el libro de los designios de Dios, sellado con siete sellos; luego aparece el Cordero Degollado, el único que puede desentrañar el sentido de la historia. Al abrirse los sellos se van cumpliendo las grandes imágenes proféticas sobre lo terrible del Día de Yahveh: guerra, muerte, hambre y peste. El séptimo sello abre una nueva etapa, la de las trompetas. MATERIAL COMPLEMENTARIO Te invitamos leer y meditar esta reflexión del papa Juan Pablo II http://www.vatican.va/content/john-paul-ii/es/audiences/2004/documents/hf_jp-ii_aud_20041103.html * * * Más predicación en: http://fraynelson.com/blog ADEMÁS: Suscríbete gratuitamente a mi boletín diario de evangelización: http://fraynelson.com/suscripciones.html Página de los DOMINICOS en Colombia: http://opcolombia.org


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NOVENA A SAN PÍO DE PIETRELCINA - SÉPTIMO DÍA Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. ACTO DE CONTRICIÓN. ¡Señor mío, Jesucristo! Dios y Hombre verdadero, Creador y Redentor mío; por ser tú quien eres, Bondad infinita, y porque te amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón de haberte ofendido; también me pesa porque puedes castigarme con las penas del infierno. Ayudado de tu divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén. ORACIÓN INICIAL PARA CADA DÍA. Bienaventurado Padre Pío, testigo de fe y de amor. Admiramos tu vida como fraile Capuchino, como sacerdote y como testigo fiel de Cristo. El dolor marcó tu vida y te llamamos "Un crucificado sin Cruz". El amor te llevó a preocuparte por los enfermos, a atraer a los pecadores, a vivir profundamente el misterio de la Eucaristía y del perdón. Fuiste un poderoso intercesor ante Dios en tu vida, y sigues ahora en el cielo haciendo bien e intercediendo por nosotros. Queremos contar con tu ayuda. Ruega por nosotros. Amén. PALABRAS DEL PADRE PÍO. "Si el pobre mundo pudiera ver la belleza del alma sin pecado, todos los pecadores, todos los incrédulos se convertirían al instante". MEDITACIÓN SOBRE LA PENITENCIA. Conocemos la penitencia como aquel “castigo” que nos impone el Confesor luego de absolvernos de nuestras faltas en el Sacramento de la Confesión. Pero existe también la Penitencia como una serie de diferentes ejercicios penosos que podemos imponernos, con la debida autorización de nuestro director espiritual, para procurar la mortificación de nuestras pasiones y sentidos, como modo de expiación por nuestros pecados ya perdonados. El Santo Padre Pío fue muy penitente y supo vivir en austeras penitencias toda su vida religiosa, sin perder la alegría. ORACIÓN A SAN PÍO. Benditísimo Padre San Pío de Pietrelcina. Tú que has realizado el proyecto de salvación de Dios y has ofrecido tus sufrimientos para desatar a los pecadores de las riendas de Satanás. Ruega a Dios para que los hombres, que no creen, tengan una gran y verdadera fe y se conviertan; arrepintiéndose en lo profundo de su corazón; y que las personas con poca fe mejoren su vida cristiana; y que los hombres justos continúen sobre el camino de la salvación. INTENCIONES. Ahora se dicen las intenciones por las que se ofrece la novena. Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén. Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén. ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS. San Pío de Pietrelcina, te pedimos nos enseñes la humildad de corazón, para ser considerados entre los pequeños del Evangelio, a los que el Padre prometió revelar los misterios de su Reino. Ayúdanos a orar sin cansarnos jamás, con la certeza de que Dios conoce lo que necesitamos antes de que se lo pidamos. Alcánzanos una mirada de fe, capaz de reconocer prontamente en los pobres y en los que sufren, el rostro mismo de Jesús. Protégenos en la hora de la lucha y de la prueba y, si caemos, haz que experimentemos la alegría del sacramento del perdón. Transmítenos tu tierna devoción a María, Madre de Jesús y Madre nuestra. Acompáñanos en la peregrinación terrena hacia la patria feliz, a donde esperamos llegar también nosotros para contemplar eternamente la gloria del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


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