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8:39 p.m. ,


Reflexión breve de Mt 18,15-20: En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Si tu hermano peca, repréndelo a solas entre los dos. Si te hace caso, has salvado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo como un gentil o un publicano. Os aseguro que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo. Os aseguro, además, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre del cielo. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos."


10:47 a.m.


     El Señor ha dicho: «Si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre del cielo. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos». Con esto nos quiere enseñar que no es a causa del número más o menos grande de los que oran, sino su unanimidad lo que hace que obtengan el mayor número de gracias. «Si sobre la tierra dos de entre vosotros unen su voces»: Cristo señala en primer término la unidad de las almas, pone como primero la concordia y la paz. Que haya un acuerdo total entre nosotros es lo que el Señor nos ha enseñado de manera firme y constante. Ahora bien, ¿cómo ponerse de acuerdo con otro si uno de ellos no está de acuerdo con el cuerpo de la Iglesia ni con el conjunto de los fieles?... El Señor habla de su Iglesia, habla de los que están en la Iglesia: si están de acuerdo entre ellos, si hacen su oración de manera conforme a las recomendaciones y consejos de ésa, es decir, aunque sean tan sólo dos o tres los que oran con unanimidad, entonces estos dos o tres, pueden obtener lo que piden a la majestad de Dios. «Sea donde sea, donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos»: es decir, está con los pacíficos y los sencillos, con los que temen a Dios y observan sus mandamientos. Dice que está con sólo dos o tres tal como estaba con los tres jóvenes en el horno; porque permanecieron sencillos con Dios y unidos entre ellos, los reconfortó con un frescor de rocío en medio de las llamas (Dn 3,50). Lo mismo ocurrió con los apóstoles encerrados en la cárcel; porque eran sencillos, porque estaban unidos y concordes, les asistió, rompió las puertas de su mazmorra (Hch 5,19)... Cuando Cristo puso entre sus preceptos esta frase: «Donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos», no separó a las personas de la Iglesia que él mismo había instituido. Pero reprocha a los extraviados su discordancia y recomienda la paz a sus fieles.

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