Fuente: https://www.spreaker.com/user/fraynelson/dimension-personal-del-final-de-la-vida- 1. Aspecto antropológico general: Se caracteriza la raza humana porque no trata a los cadáveres como "cosas" sino que conserva un respeto e incluso veneración hacia sus difuntos. La muerte, lo sabemos, es inevitable, como inevitable es un impulso muy profundo que rechaza la finitud del morir. 2. Una parte importante de las Leyes de Pureza, propias de Israel, declara impuro a todo aquel que toque un cadáver. Para comprender este mandato es bueno recordar que la pureza no está ligada aquí unívocamente con la bondad moral. Es más bien un recurso pedagógico y simbólico que ayuda a recordar los aspectos de "misterio" que tiene la vida humana, por ejemplo, la sangre, la reproducción y por supuesto, la muerte misma. 3. La antropología bíblica no estudia el ser del hombre como tal ni tampoco llega a conclusiones metafísicas como las propias del hilemorfismo (materia/forma) de Aristóteles. Del ser humano se habla siempre en clave unitaria pero a la vez, una nueva distinción aparece: lo "interior" (el corazón) y lo "exterior" (decisiones tomadas, acciones hechas. 4. La perspectiva unitaria lleva a un concepto de justicia intramundano: la felicidad y la bendición que Dios otorga son para todo el hombre y por eso lo que cabe esperar es que haya retribución de lo bueno o lo malo en esta vida. 5. ¿Pero qué decir frente a los poderes opresivos que puedan torturar y truncar una vida inocente? ¿Qué clase de justicia habría ahí? ¿Se podría hablar de señorío de Dios sin que haya verdadera justicia para los inocentes? 6. Se llega así a la afirmación teológica de la vida después de la muerte, y concretamente de la resurrección. No se trata de permanecer viviendo "de alguna manera" sino de tener una vida "plena." 7. Esa vida plena, que por supuesto incluye de lleno la realidad corporal, es la que los cristianos proclamamos en Cristo Jesús.
Fragmento de un Cántico del profeta Habacuc 3: 17 Aunque la higuera no echa yemas y las viñas no tienen fruto, aunque el olivo olvida su aceituna y los campos no dan cosechas, aunque se acaban las ovejas del redil, y no quedan vacas en el establo, 18 yo exultaré con el Señor, me gloriaré en Dios mi salvador. 19 El Señor soberano es mi fuerza, él me da piernas de gacela y me hace caminar por las alturas.
1. Advertencia: El exceso de cine, televisión o series tiende a crear deformaciones. 2. Tres palabras claves: conocimiento, fidelidad y crecimiento. 3. El desenlace propio del noviazgo no es simplemente una BODA es un HOGAR. El tema hogar debe estar cada vez más presente en su conversación. 4. Cuidado con el egoísmo de dos. Sus familias y las responsabilidades de estar en sociedad IMPORTAN y no deben rehuirse. 5. Tomen a tiempo las medidas apropiadas para vivir la pureza. Descubran la fuerza y belleza de la castidad. 6. Estén atentos a las otras dimensiones del amor: a los pobres, a los parientes ancianos, a los enfermos. 7. Oren: pidiendo el crecimiento y madurez interior, la sanación de heridas anteriores, la liberación de todo posible engaño, la bendición para su pareja. 8. Sean partícipes activos de las batallas propias del tiempo en que vivimos: contra la imposición del aborto, contra la confusión de los llamados "géneros", contra la idea superficial de la pareja. 9. Conózcanse en diversos roles: como líderes, como miembros de equipo, como discípulos del Señor. 10. Recuerden que el noviazgo puede tener dos finales, y no uno solo. Viva cada uno el noviazgo con esto en mente: ¿cómo me sentiré si esto termina y se disuelve? * * * Más predicación en: http://fraynelson.com ADEMÁS: Suscríbete gratuitamente a mi boletín diario de evangelización: http://fraynelson.com/suscripciones.html Página de los DOMINICOS en Colombia: http://opcolombia.org
Fuente: https://www.spreaker.com/user/fraynelson/justicia-de-dios-y-justificacion-del-cri Las preguntas esenciales de la soteriología son: ¿De qué nos salvó Cristo? ¿Cómo nos salvó Cristo? ¿Qué hace única la salvación que Cristo nos ha dado? La Escritura muestra que Cristo nos ha salvado de múltiples males pero en el centro de ellos está el pecado. El proceso por el que llegamos de nuevo a la amistad con Dios es la "justificación" que literalmente significa: ser hechos justos. Por eso es necesario examinar de qué justicia nos habla la Biblia, y cómo en la recuperación de esa justicia es preciso el sacrificio expiatorio que Cristo asumió en lugar de nosotros.