Ártículos Más Recientes

11:06 a.m.
¡Qué hermosos son sobre las montañas los pasos del que trae la buena noticia, del que proclama la paz, del que anuncia la felicidad, del que proclama la salvación, y dice a Sión: "¡Tu Dios reina!". ¡Escucha! Tus centinelas levantan la voz, gritan todos juntos de alegría, porque ellos ven con sus propios ojos el regreso del Señor a Sión, ¡Prorrumpan en gritos de alegría, ruinas de Jerusalén, porque el Señor consuela a su Pueblo, Él redime a Jerusalén! El Señor desnuda su santo brazo a la vista de todas las naciones, verán la salvación de nuestro Dios.

11:06 a.m.
Canten al Señor un canto nuevo, porque él hizo maravillas: su mano derecha y su santo brazo le obtuvieron la victoria. El Señor manifestó su victoria, reveló su justicia a los ojos de las naciones: se acordó de su amor y su fidelidad en favor del pueblo de Israel. Los confines de la tierra han contemplado el triunfo de nuestro Dios. se acordó de su amor y su fidelidad en favor del pueblo de Israel. Los confines de la tierra han contemplado el triunfo de nuestro Dios. se acordó de su amor y su fidelidad en favor del pueblo de Israel. Los confines de la tierra han contemplado el triunfo de nuestro Dios. Aclame al Señor toda la tierra, prorrumpan en cantos jubilosos. Canten al Señor con el arpa y al son de instrumentos musicales; con clarines y sonidos de trompeta aclamen al Señor, que es Rey.

11:06 a.m.
Después de haber hablado antiguamente a nuestros padres por medio de los Profetas, en muchas ocasiones y de diversas maneras, ahora, en este tiempo final, Dios nos habló por medio de su Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas y por quien hizo el mundo. El es el resplandor de su gloria y la impronta de su ser. El sostiene el universo con su Palabra poderosa, y después de realizar la purificación de los pecados, se sentó a la derecha del trono de Dios en lo más alto del cielo. Así llegó a ser tan superior a los ángeles, cuanto incomparablemente mayor que el de ellos es el Nombre que recibió en herencia. ¿Acaso dijo Dios alguna vez a un ángel: "Tú eres mi Hijo, yo te he engendrado hoy?" ¿Y de qué ángel dijo: "Yo seré un padre para él y él será para mi un hijo?" Y al introducir a su Primogénito en el mundo, Dios dice: "Que todos los ángeles de Dios lo adoren."

11:06 a.m.
Al principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. Al principio estaba junto a Dios. Todas las cosas fueron hechas por medio de la Palabra y sin ella no se hizo nada de todo lo que existe. En ella estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la percibieron. Apareció un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan. Vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. El no era la luz, sino el testigo de la luz. La Palabra era la luz verdadera que, al venir a este mundo, ilumina a todo hombre. Ella estaba en el mundo, y el mundo fue hecho por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a los suyos, y los suyos no la recibieron. Pero a todos los que la recibieron, a los que creen en su Nombre, les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios. Ellos no nacieron de la sangre, ni por obra de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino que fueron engendrados por Dios. Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Y nosotros hemos visto su gloria, la gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad. Juan da testimonio de él, al declarar: "Este es aquel del que yo dije: El que viene después de mí me ha precedido, porque existía antes que yo". De su plenitud, todos nosotros hemos participado y hemos recibido gracia sobre gracia: porque la Ley fue dada por medio de Moisés, pero la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo. Nadie ha visto jamás a Dios; el que lo ha revelado es el Hijo único, que está en el seno del Padre.

11:06 a.m.
Ya antes del principio del mundo el Unigénito Hijo de Dios nos abrazó con su eterno e infinito conocimiento y con su amor perpetuo. Y, afín de manifestarnos éste de un modo visible y verdaderamente admirable, se unió nuestra naturaleza en la unidad de su persona, haciendo de este modo –como lo advierte San Máximo de Turín con candorosa sencillez-: que «en Cristo nos ama nuestra propia carne». Tal amorosísimo conocimiento, que desde el primer momento de su Encarnación tuvo hacia nosotros el Redentor divino, sobrepasa aun el esfuerzo más ardiente de todo espíritu humano: en virtud de la visión beatífica de la cual gozaba ya, apenas concebido en el seno de su madre divina, tiene siempre y continuamente presentes a todos los miembros de su Cuerpo místico y los abraza con su amor salvífico. ¡Oh admirable dignación de la piedad divina para con nosotros e inconcebible designio de caridad infinita! En el pesebre, en la Cruz, en la gloria eterna del Padre, Cristo conoce y tiene a sí unidos a todos los miembros de la Iglesia de una manera infinitamente más clara y con mucho más amor que una madre conoce y ama al hijo que lleva en su regazo, que cualquiera se conoce y ama a sí mismo.

12:38 a.m.
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              *”Verbum Spei”*

      _”Palabra de Esperanza”_

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*4° Domingo Adviento*

*Nochebuena*

*El Evangelio de hoy*

*Lucas 1, 26-38*
En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón de la estirpe de David, llamado José. La virgen se llamaba María.

Entró el ángel a donde ella estaba y le dijo: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”. Al oír estas palabras, ella se preocupó mucho y se preguntaba qué querría decir semejante saludo.

El ángel le dijo: “No temas, María, porque has hallado gracia ante Dios. Vas a concebir y a dar a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, y él reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reinado no tendrá fin”.

María le dijo entonces al ángel: “¿Cómo podrá ser esto, puesto que yo permanezco virgen?” El ángel le contestó: “El Espíritu Santo descenderá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso, el Santo, que va a nacer de ti, será llamado Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya va en el sexto mes la que llamaban estéril, porque no hay nada imposible para Dios”. María contestó: “Yo soy la esclava del Señor; cúmplase en mí lo que has dicho”. Y el ángel se retiró de su presencia.

*Reflexión:*

Estando en vísperas de la Navidad, dentro de unas horas celebraremos la Nochebuena y es bueno que nos detengamos un momento a contemplar la figura de María, turbada en un principio ante las palabras del ángel, pero llena después de agradecimiento, de contemplación y de gozo por el privilegio tan inmenso que Dios le acababa de otorgar. A partir de ese mismo momento María entra como en un éxtasis de alegría y esperanza. Esta esperanza cristiana de María, esta esperanza cristiana del Adviento, es la que nosotros debemos pedir hoy al Niño que va a nacer en Belén. Sin esperanza cristiana nuestra vida camina por un túnel oscuro y sin luz, una vida que camina hacia la nada, una noche que no amanece nunca. Nuestra esperanza es una esperanza anhelante, una esperanza que creemos y anhelamos que se convierta algún día en realidad. No serán nuestros méritos los que obren el milagro, serán los méritos de este Niño que va a nacer los que quiten nuestros pecados y los pecados del mundo. 

La desesperanza produce pesimismo, derrotismo, negatividad. Los cristianos debemos ser personas optimistas, luchadoras, llenas de generosidad y de amor cristiano. Nunca presuntuosas, nunca despreciadoras, porque sabemos que ha sido un Dios pobre y nacido en un portal el que ha dignificado nuestro barro, el que nos ha salvado, el que nos ha enseñado el camino de la salvación.
*Oración:*

Señor Jesús, concédeme cómo a María ser siempre tu humilde esclavo, estar siempre dispuesto a tu voluntad y tener la esperanza cristiana para vivir  como un fiel discípulo tuyo. Amén 
*Acción:*

Hoy quiero pedirte por intercesión de María, la Madre de Jesús, que al abrirse a tu gracia, comprendió el sentido de su vida, así pueda encontrar el sentido de mi vida.

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      *”Nuntium Verbi Dei”*

_”Mensaje de la palabra de Dios”_

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