Ártículos Más Recientes

11:00 a.m.
Hijos míos: La noticia que oyeron desde el principio es esta: que nos amemos los unos a los otros. No hagamos como Caín, que era del Maligno y mató a su hermano. ¿Y por qué lo mató? Porque sus obras eran malas, y las de su hermano, en cambio, eran justas. No se extrañen, hermanos, si el mundo los aborrece. Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la Vida, porque amamos a nuestros hermanos. El que no ama permanece en la muerte. El que odia a su hermano es un homicida, y ustedes saben que ningún homicida posee la Vida eterna. En esto hemos conocido el amor: en que él entregó su vida por nosotros. Por eso, también nosotros debemos dar la vida por nuestros hermanos. Si alguien vive en la abundancia, y viendo a su hermano en la necesidad, le cierra su corazón, ¿cómo permanecerá en él el amor de Dios? Hijitos míos, no amemos solamente con la lengua y de palabra, sino con obras y de verdad. En esto conoceremos que somos de la verdad, y estaremos tranquilos delante de Dios aunque nuestra conciencia nos reproche algo, porque Dios es más grande que nuestra conciencia y conoce todas las cosas. Queridos míos, si nuestro corazón no nos hace ningún reproche, podemos acercarnos a Dios con plena confianza,

11:00 a.m.
Sirvan al Señor con alegría, lleguen hasta él con cantos jubilosos. Reconozcan que el Señor es Dios: él nos hizo y a él pertenecemos; somos su pueblo y ovejas de su rebaño. Entren por sus puertas dando gracias, entren en sus atrios con himnos de alabanza, alaben al Señor y bendigan su Nombre. ¡Qué bueno es el Señor! Su misericordia permanece para siempre, y su fidelidad por todas las generaciones.

11:00 a.m.
Jesús resolvió partir hacia Galilea. Encontró a Felipe y le dijo: "Sígueme". Felipe era de Betsaida, la ciudad de Andrés y de Pedro. Felipe encontró a Natanael y le dijo: "Hemos hallado a aquel de quien se habla en la Ley de Moisés y en los Profetas. Es Jesús, el hijo de José de Nazaret". Natanael le preguntó: "¿Acaso puede salir algo bueno de Nazaret?". "Ven y verás", le dijo Felipe. Al ver llegar a Natanael, Jesús dijo: "Este es un verdadero israelita, un hombre sin doblez". "¿De dónde me conoces?", le preguntó Natanael. Jesús le respondió: "Yo te vi antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera". Natanael le respondió: "Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel". Jesús continuó: "Porque te dije: 'Te vi debajo de la higuera', crees . Verás cosas más grandes todavía". Y agregó: "Les aseguro que verán el cielo abierto, y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre."

11:00 a.m.
Natanael estaba bajo el árbol del higo, como bajo sombra de muerte. Lo vio el Señor, de quien está dicho: “Para quienes se sentaban bajo sombra de muerte salió una luz.” (Is 9,2) ¿Qué se ha dicho, pues, a Natanael? “¿Me dices, oh Natanael, de qué me conoces? Ahora hablas conmigo, porque te llamó Felipe”. Quien mediante un apóstol ha llamado, ha visto que pertenecía ya a su Iglesia. ¡Oh tú, Iglesia; oh tú, Israel, (…), ya en este instante has conocido a Cristo mediante los apóstoles, como Natanael conoció a Cristo mediante Felipe. Pero su misericordia te vio antes que tú le conocieses, cuando yacías bajo el pecado! En efecto, ¿acaso hemos buscado primero nosotros a Cristo, y no nos ha buscado él antes? ¿Acaso nosotros hemos venido, enfermos, al Médico, y no el Médico a los enfermos? ¿No había perecido aquella oveja y, dejadas las noventa y nueve, el pastor buscó y halló a la que volvió a traer, alegre, en los hombros? (Lc 15,4) ¿No había perecido aquella dracma y la mujer encendió una lámpara y buscó por toda su casa hasta hallarla? (Lc 15,8)... Nuestro pastor halló la oveja, pero buscó a la oveja; la mujer halló la dracma, pero buscó la dracma. … Hemos sido, pues, buscados para ser hallados; hallados hablamos. Porque antes de ser hallados habíamos perecido si no fuésemos buscados, no nos ensoberbezcamos.

12:26 a.m.
Bloch-Sermon_On_The_Mount


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               *”Verbum Spei”*

        _”Palabra de Esperanza”_

       

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*2° Miércoles Navidad*

*El Evangelio de hoy*

*Juan 1, 35-42*
En aquel tiempo, estaba Juan el Bautista con dos de sus discípulos, y fijando los ojos en Jesús, que pasaba, dijo: “Este es el Cordero de Dios”. Los dos discípulos, al oír estas palabras, siguieron a Jesús. El se volvió hacia ellos, y viendo que lo seguían, les preguntó: “¿Qué buscan?” Ellos le contestaron: “¿Dónde vives, Rabí?” (Rabí significa ‘maestro‘). El les dijo: “Vengan a ver”.

Fueron, pues, vieron dónde vivía y se quedaron con él ese día. Eran como las cuatro de la tarde. Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron lo que Juan el Bautista decía y siguieron a Jesús. El primero a quien encontró Andrés, fue a su hermano Simón, y le dijo: “Hemos encontrado al Mesías” (que quiere decir ‘el ungido‘). Lo llevó a donde estaba Jesús y éste, fijando en él la mirada, le dijo: “Tú eres Simón, hijo de Juan. Tú te llamarás Kefás” (que significa Pedro, es decir, ‘roca‘). 

*Reflexión:*

Si el evangelio de ayer nos invitaba a anunciar a Jesús, a presentarlo en medio de nuestros ambientes, hoy podemos ver el efecto que causa esta invitación en los oyentes. Jesús es tan poderosamente atrayente, y sus palabras llenas de amor son capaces de seducir al corazón más duro.

Los oyentes del Bautista quedaron embelesados con la presencia de Jesús y lo empezaron a seguir. Cuando nosotros perdemos el miedo a hablar de Él y tomamos en las manos nuestra Biblia y con ella vamos ayudando a nuestros hermanos a descubrir a Jesús, se realiza el mismo prodigio que hoy hemos visto: la gente se interesa por Él a tal punto de preguntar: ¿Dónde vives?, que es como decir: “¿En dónde te puedo encontrar, Maestro?, quiero estar siempre contigo”.

Y es que la palabra de Jesús es tan arrolladora y atrayente que, en quien la empieza a escuchar, nace una gran sed y un deseo genuino de conocerlo con profundidad. Trae siempre contigo la Sagrada Escritura y no desaproveches la oportunidad de presentar a Jesús. Yo te aseguro que verás cosas como las que hoy has escuchado. 

(Evangelización Activa).

*Oración:*

Señor Jesús, concédeme la gracia de seguirte y poder experimentar lo mismo que tus discípulos, de estar contigo personalmente y además dialogar profundamente en tu presencia. Amén.
*Acción:*

Durante un momento de oración, contemplaré a Jesús, y me dejaré mirar por Él, le pediré que me mire y que me permita verlo, muy de cerca.

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         *”Nuntium Verbi Dei”*   

_”Mensaje de la palabra de Dios”_

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Hermanos Franciscanos

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