Ártículos Más Recientes

10:56 a.m.
Queridos míos, eviten la idolatría. Les hablo como a gente sensata; juzguen ustedes mismos lo que voy a decirles. La copa de bendición que bendecimos, ¿no es acaso comunión con la Sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es comunión con el Cuerpo de Cristo? Ya que hay un solo pan, todos nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo Cuerpo, porque participamos de ese único pan. Pensemos en Israel según la carne: aquellos que comen las víctimas, ¿no están acaso en comunión con el altar? ¿Quiero decir con esto que la carne sacrificada a los ídolos tiene algún valor, o que el ídolo es algo? No, afirmo sencillamente que los paganos ofrecen sus sacrificios a los demonios y no a Dios. Ahora bien, yo no quiero que ustedes entren en comunión con los demonios. Ustedes no pueden beber de la copa del Señor y de la copa de los demonios; tampoco pueden sentarse a la mesa del Señor y a la mesa de los demonios. ¿O es que queremos provocar los celos del Señor? ¿Pretendemos ser más fuertes que él?

10:56 a.m.
Jesús decía a sus discipulos: «No hay árbol bueno que dé frutos malos, ni árbol malo que dé frutos buenos: cada árbol se reconoce por su fruto. No se recogen higos de los espinos ni se cosechan uvas de las zarzas. El hombre bueno saca el bien del tesoro de bondad que tiene en su corazón. El malo saca el mal de su maldad, porque de la abundancia del corazón habla la boca. ¿Por qué ustedes me llaman: 'Señor, Señor', y no hacen lo que les digo? Yo les diré a quién se parece todo aquel que viene a mí, escucha mis palabras y las practica. Se parece a un hombre que, queriendo construir una casa, cavó profundamente y puso los cimientos sobre la roca. Cuando vino la creciente, las aguas se precipitaron con fuerza contra esa casa, pero no pudieron derribarla, porque estaba bien construida. En cambio, el que escucha la Palabra y no la pone en práctica, se parece a un hombre que construyó su casa sobre tierra, sin cimientos. Cuando las aguas se precipitaron contra ella, en seguida se derrumbó, y el desastre que sobrevino a esa casa fue grande.»

10:56 a.m.
Hermanos, el apóstol Santiago se dirige a un auditorio asiduo a la palabra de Dios, diciendo: “Poned, pues, en práctica la palabra y no os contentéis con oírla, engañándoos a vosotros mismos” (Sant 1,22). No sería al autor de la Palabra a quien engañaríais ni al que os la anuncia, sino a vosotros mismos...El predicador anunciaría inútilmente la palabra de Dios hacia fuera si no la escuchara él mismo en su interior para ponerla en práctica... ¿Quién practica interiormente la palabra? Aquel que se guarde de los malos deseos. ¿Quién observa exteriormente? Aquel que “parte su pan con el hambriento” (cf Is 58,7) Nuestro prójimo ve lo que nosotros hacemos, pero no ve por qué motivo lo hacemos. Sólo Dios es testigo de ello. ¡Poned, pues, en práctica la palabra, no os contentéis de escucharla, os engañaríais a vosotros mismos! No engañaríais a Dios ni a su ministro. Yo no puedo leer en vuestro corazón, pero Dios que escruta los corazones sabe lo que hay en el hombre. Ve vuestro deseo de escuchar, vuestros pensamientos, vuestras decisiones, los progresos que hacéis gracias a su ayuda, la asiduidad de vuestra oración, las peticiones que le dirigís para obtener lo que os falta y vuestras acciones de gracias por sus beneficios... ¡Pensadlo bien, hermanos! Si es loable escuchar la palabra de Dios ¡cuánto más lo es meterla en práctica! Si no la escucháis permanecéis en la negligencia y no podéis construir nada. Si la escucháis sin practicarla, no construís más que ruinas. El Señor nos da para ello una comparación muy pertinente: "El que escucha mi palabra y la pone en práctica es como un hombre prudente que construye sobre roca"(cf Lc 6,48). Escuchar y poner en práctica es construir sobre roca... Escuchar sin poner en práctica es construir sobre arena. Rehusar incluso de escuchar la palabra es no construir nada.

1:22 a.m.
Bloch-Sermon_On_The_Mount


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               *”Verbum Spei”*

       _”Palabra de Esperanza”_

      

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*23° Viernes Tiempo Ordinario*

*El Evangelio de hoy*

*Lucas 6, 39-42*
En aquel tiempo, Jesús propuso a sus discípulos este ejemplo: “¿Puede acaso un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en un hoyo? El discípulo no es superior a su maestro; pero cuando termine su aprendizaje, será como su maestro.

¿Por qué ves la paja en el ojo de tu hermano y no la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo te atreves a decirle a tu hermano: ‘Déjame quitarte la paja que llevas en el ojo’ si no adviertes la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Saca primero la viga que llevas en tu ojo y entonces podrás ver, para sacar la paja del ojo de tu hermano”.

*Reflexión:*

El apelativo «hipócritas» que Jesús da varias veces a los doctores de la ley en realidad es dirigido a cualquiera, porque quien juzga lo hace en seguida, mientras que Dios para juzgar se toma su tiempo.

Quien juzga se equivoca, simplemente porque toma un lugar que no es suyo. Pero no solo se equivoca, también se confunde. Está tan obsesionado con lo que quiere juzgar, de esa persona -¡tan tan obsesionado!- que esa idea no le deja dormir. … Y no se da cuenta de la viga que él tiene. Es un fantasioso. Y quien juzga se convierte en un derrotado, termina mal, porque la misma medida será usada para juzgarle a él. El juez que se equivoca de sitio porque toma el lugar de Dios termina en una derrota. ¿Y cuál es la derrota? La de ser juzgado con la medida con la que él juzga.

El único que juzga es Dios y a los que Dios da la potestad de hacerlo. Jesús, delante del Padre, ¡nunca acusa! Al contrario: ¡defiende! Es el primer Paráclito. Después nos envía el segundo, que es el Espíritu Santo. Él es defensor: está delante del Padre para defendernos de las acusaciones. ¿Y quién es el acusador? En la Biblia se llama «acusador» al demonio, satanás. Jesús nos juzgará, sí: al final de los tiempos, pero mientras tanto intercede, defiende.

(Papa Francisco).

*Oración:*

Señor Jesús, tú me enseñas que nunca debo juzgar ni criticar a los demás. Haz que logre tratar a los demás como Tú me tratas y además ayúdame a ser misericordioso con los demás. Amén.
*Acción:*

A partir de hoy trataré de hacer el ejercicio constante de no juzgar la actuación de las personas con las que convivo y con mis vecinos.

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         *”Nuntium Verbi Dei”*   

_”Mensaje de la palabra de Dios”_

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Hermanos Franciscanos

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