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11:44 p.m.
Del santo Evangelio según san Mateo 8, 28-34

En aquel tiempo, llegó Jesús a la otra orilla, a la región de los gadarenos. Vinieron a su encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros, y tan furiosos que nadie era capaz de pasar por aquel camino. Y se pusieron a gritar: -¿Qué tenemos nosotros contigo, Hijo de Dios? ¿Has venido aquí para atormentarnos antes de tiempo? Había allí a cierta distancia una gran piara de puercos paciendo. Y le suplicaban los demonios: -Si nos echas, mándanos a esa piara de puercos. Él les dijo: Id. Saliendo ellos, se fueron a los puercos, y de pronto toda la piara se arrojó al mar precipicio abajo, y perecieron en las aguas. Los porqueros huyeron, y al llegar a la ciudad lo contaron todo y también lo de los endemoniados. Y he aquí que toda la ciudad salió al encuentro de Jesús y, en viéndole, le rogaron que se retirase de su término.


Oración introductoria


Señor, porque creo en Ti y te amo, quiero vivir hoy, y siempre, muy cerca de Ti, así el pecado no tendrá cabida en mi vida. En este momento de oración quiero renovar mi total adhesión a Ti, ayúdame a pensar, hablar, actuar y amar como Tú, te lo pido por intercesión de María, tu santísima madre.


Petición


Jesús, te pido que nunca te alejes de mi vida y que reines siempre en mi corazón.


Meditación del Papa Francisco


Siempre debemos vigilar contra el engaño del diablo. No se puede seguir la victoria de Jesús sobre el mal en el miedo, no hay que confundir, relativizar la verdad en la lucha contra el demonio.

Jesús echa fuera demonios, y alguien empieza a dar explicaciones para disminuir la fuerza del Señor. Siempre existe la tentación de menospreciar la figura de Jesús como si fuera, en el mejor de los casos, un curandero, que no debe tomarse muy en serio. Una actitud que ha llegado a nuestros días.

Jesús vino a destruir al diablo, a darnos la liberación de la esclavitud del diablo sobre nosotros. Y, no se puede decir que exageramos. En este punto no hay matices. Hay una lucha, y una lucha en la que se juega la salud, la salud eterna, la salvación eterna para todos nosotros. Siempre debemos vigilar, vigilar contra el engaño, contra la seducción del mal... (Cf. S.S. Francisco, 11 de octubre de 2013, homilía en Santa Marta).


Reflexión


¿Qué harías si al entrar en un pueblo te salen al encuentro dos locos, que comienzan a insultarte y a pedir que te vayas de allí para que no los atormentes? Seguramente saldrías volando del miedo que encontrarías.


Pero Cristo, a pesar de verse en la misma situación decide salvar una vida, aunque el miedo de quienes le acompañaban era muy fuerte. Esa es su misión, salvar a las ovejas perdidas de la casa de Israel.


También nosotros no tenemos que huir de aquellas personas que necesiten de Dios, sino que hay que dárselo muy gustosos, a ejemplo de Cristo, quien siempre estuvo disponible en todo momento


Desde luego, hay momentos en los que Jesús desconcierta. Nos entusiasma ver cómo vence al demonio, cómo libra a dos hombres que sufren. Pero no entendemos por qué dialoga con los demonios y que les permita pasar a los puercos... Sin embargo, el sentido del milagro es claro: vale más la vida de un hombre que los bienes materiales. Los porqueros no lo entendieron. Se asustaron, y, con los demás miembros de la ciudad, pidieron a Jesús que se marchase. Quizá para ellos valían más los animales que los hombres.


Los cristianos debemos vivir como Cristo, dispuestos a sacrificar una pequeña o no tan pequeña ganancia material con tal de poder servir a familiares, amigos, o incluso a extraños que llaman a nuestra puerta. Lo demás pasa a un segundo lugar, vale sólo en tanto en cuanto nos ayude a vivir la caridad cristiana.


Los porqueros no entendieron... Ojalá el ejemplo de Cristo nos abra un poco los ojos y el corazón, y empecemos a comprender y a vivir como cristianos.


Propósito


Hablar menos, para escuchar más y mejor.


Diálogo con Cristo


El pecado, incluso el pecado venial, que tan facilmente consiento en mi vida, no sólo me aleja de los demás sino del amor de Dios. Por eso, Jesús, para establecer tu reinado en mi corazón, me pides una entrega total, responsable y consciente. Ayúdame a responderte con generosidad, más allá de los vaivenes de mi sensibilidad; con tu luz y fuerza sé que podré expulsar toda forma de pecado de mi vida.



July 01, 2014 at 11:17PM

10:49 a.m.
Busquen el bien y no el mal, para que tengan vida, y así el Señor, Dios de los ejércitos, estará con ustedes, como ustedes dicen. Aborrezcan el mal, amen el bien, y hagan triunfar el derecho en la Puerta: tal vez el Señor, Dios de los ejércitos, tenga piedad del resto de José. Yo aborrezco, desprecio sus fiestas, y me repugnan sus asambleas. Cuando ustedes me ofrecen holocaustos, no me complazco en sus ofrendas ni miro sus sacrificios de terneros cebados. Aleja de mí el bullicio de tus cantos, no quiero oír el sonido de tus arpas. Que el derecho corra como el agua, y la justicia como un torrente inagotable.

10:49 a.m.
“Escucha, pueblo mío, yo te hablo; Israel, voy a alegar contra ti: yo soy el Señor, tu Dios. No te acuso por tus sacrificios: ¡tus holocaustos están siempre en mi presencia! Pero yo no necesito los novillos de tu casa ni los cabritos de tus corrales. Porque son mías todas las fieras de la selva, y también el ganado de las montañas más altas. Yo conozco los pájaros de los montes y tengo ante mí todos los animales del campo. Si tuviera hambre, no te lo diría, porque es mío el mundo y todo lo que hay en él. ¿Acaso voy a comer la carne de los toros o a beber la sangre de los cabritos? Pero al impío Dios le dice: «¿Por qué vas repitiendo mis preceptos, y andas siempre hablando de religión, “¿Cómo te atreves a pregonar mis mandamientos y a mencionar mi alianza con tu boca, tú, que aborreces toda enseñanza y te despreocupas de mis palabras?

10:48 a.m.
Cuando Jesús llegó a la otra orilla, a la región de los gadarenos, fueron a su encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros. Eran tan feroces, que nadie podía pasar por ese camino. Y comenzaron a gritar: "¿Que quieres de nosotros, Hijo de Dios? ¿Has venido aquí para atormentarnos antes de tiempo?" A cierta distancia había una gran piara de cerdos paciendo. Los demonios suplicaron a Jesús: "Si vas a expulsarnos, envíanos a esa piara". El les dijo: "Vayan". Ellos salieron y entraron en los cerdos: estos se precipitaron al mar desde lo alto del acantilado, y se ahogaron. Los cuidadores huyeron y fueron a la ciudad para llevar la noticia de todo lo que había sucedido con los endemoniados. Toda la ciudad salió al encuentro de Jesús y, al verlo, le rogaron que se fuera de su territorio.

11:44 p.m.
Del santo Evangelio según san Mateo 8,23-27

Después Jesús subió a la barca y sus discípulos lo siguieron. De pronto se desató en el mar una tormenta tan grande, que las olas cubrían la barca. Mientras tanto, Jesús dormía. Acercándose a él, sus discípulos lo despertaron, diciéndole: «¡Sálvanos, Señor, nos hundimos!». Él les respondió: «¿Por qué tienen miedo, hombres de poca fe?». Y levantándose, increpó al viento y al mar, y sobrevino una gran calma. Los hombres se decían entonces, llenos de admiración: «¿Quién es éste, que hasta el viento y el mar le obedecen?».


Oración introductoria


Jesucristo, muchas veces no comprendo muchas cosas que me suceden ni sé explicar los problemas que surgen en mi vida diaria. Tú eres Dios, y duermes en la barca de mi alma si yo te soy fiel; por eso necesito tu ayuda, para confiar en ti, aunque duermas y parezca que "no te enteras de mi vida". Dame ese poco de fe que le faltó a los apóstoles, pues aun dormido, Tú eres el Dueño del universo. Oh, Jesús, calma la tempestad de mis tentaciones y de mis dificultades y, entonces, yo podré ver de una manera diferente tu voluntad.


Petición


Dulce Jesús, aunque muchas veces no comprendo las circunstancias que vivo, yo me acojo a ti para ver en todas ellas tu mano amorosa y protectora. Que sepa decir, desde hoy, hágase como quieras, pues la misma tormenta obedece a tu amor.


Meditación del Papa Francisco


La tercera situación se da sobre el barco: es el miedo. Cuando hay una gran agitación en el mar, el barco se cubría por las olas. "¡Sálvanos, Señor, que estamos perdidos!", dicen. ¡El miedo! Incluso aquella es una tentación del diablo: tener miedo de avanzar en el camino del Señor.

Hay una tentación que dice que es "mejor quedarse aquí", donde estoy seguro. ¡Pero esto es el Egipto de la esclavitud! Tengo miedo de seguir adelante, tengo miedo de hacia dónde me llevará el Señor. El temor, sin embargo, no es un buen consejero. Jesús muchas veces ha dicho: "¡No tengan miedo!". El miedo no nos ayuda.

La cuarta actitud es la gracia del Espíritu Santo. Cuando Jesús trae la calma al agitado mar, los discípulos en la barca se llenaron de temor. Siempre, ante el pecado, delante de la nostalgia, ante el temor, debemos volver al Señor... (Cf. S.S. Francisco, 2 de julio de 2013, homilía en Santa Marta).


Reflexión apostólica


Imagínate que estás en una barca con tus amigos. Estás en alta mar y de repente estalla una tormenta. Todo alrededor se encrespa, las olas crecen, el viento se enfurece,tú y tus amigos no saben qué hacer. Toman cubos y remos, y también con las manos y empiezan a sacar el agua que se les está metiendo. Toda una noche así, y peligra la vida, entonces, te acuerdas que todo era un simple sueño, y lo dejas por la paz.


Algo parecido les pasó a los discípulos. Ellos partieron y por la noche les agarró la tormenta. Los relampagos, los truenos, las olas y el viento los llenaron de un pavor sin igual, tanto es así que temían perder la vida. Pero se olvidaban de Quién estaba entre ellos, durmiendo apaciblemente.


Despiertan al Maestro con gritos de auxilio, y en un momento, como si se hubieran despertado de un sueño, todo queda en una profunda tranquilidad. Lo que más le dolió a Jesús fue encontrar tan poca fe en aquellos que estaba con Él. De allí la pregunta reproche: ¿por qué tenéis miedo, hombres de poca fe?


Pidámosle a Cristo que aumente nuestra fe en los momentos de difíciles, para saber y comprender quién está con nosotros todos los días hasta el fin del mundo.


Propósito


Hoy dedicaré en medio de mis ocupaciones habituales, 10 minutos para hablar con Cristo, pidiéndole el regalo de confiar más en Él.


Diálogo con Cristo


Jesús, desde hoy quiero vivir viendo más allá de lo que veo. Sé que dificultades siempre he de tener y que me enfrentaré con tormentas y con baches en el camino. Pero Tú vas a mi lado. Ojalá no te despierte con mis quejas inútiles. Inútiles, porque Tú sabes lo que me sucede y te propones arreglarlo, y eso desde que moriste por mí. Por supuesto, dame la fe necesaria y la voluntad para resistir en el barco aunque éste se tambalee de aquí a allá. Jesús, no quiero preocuparme excesivamente por el futuro, pues aún no existe. Más bien quiero encontrar en ti la serenidad y el equilibrio entre lo que puedo hacer por mí solo y lo que ya corresponde a tu amor.


Creo, Señor, pero que crea con más firmeza (San Clemente XI, Oraciones)



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June 30, 2014 at 11:09PM

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